Las dificultades del sistema eléctrico venezolano para cubrir la demanda de energía son claras. En los primeros 47 días del año, en un total de 45, un 95,7%, el suministro sufrió cortes. El Gobierno de Hugo Chávez, con su ministro estrella, Alí Rodríguez, al frente del Ministerio de Energía, ha insistido en la necesidad de elevar su precio al consumidor. Sin embargo, los venezolanos asisten atónitos a una noticia conocida hoy. Los sueldos que cobran los trabajadores del sector eléctrico han dejado atrás los percibidos en PDVSA, la empresa que sustenta el Estado. Las dificultades del sistema eléctrico venezolano para cubrir la demanda de energía son claras. En los primeros 47 días del año, en un total de 45, un 95,7%, el suministro sufrió cortes. El Gobierno de Hugo Chávez, con su ministro estrella, Alí Rodríguez, al frente del Ministerio de Energía, ha insistido en la necesidad de elevar su precio al consumidor. Sin embargo, los venezolanos asisten atónitos a una noticia conocida hoy. Los sueldos que cobran los trabajadores del sector eléctrico han dejado atrás los percibidos en PDVSA, la empresa que sustenta el Estado.
Analistas del sector energético achacan al Gobierno falta de previsión. Recuerdan que la población venezolana ha crecido en los 12 últimos años a un ritmo del 1,7%. Este aumento del número de venezolanos y la paulatina tecnologización de los hogares, así como la promesa chavista de cubrir el déficit de viviendas que sufre el país, debe ser respondido por medio de planificación a largo plazo y por un aumento de la inversión, algo que no se ha producido.
El propio ministro de Energía reconocía las dificultades del Estado para mantener las infraestructuras. Rodríguez precisó que un 30% de las máquinas de generación de energía están inutilizadas, mientras que «lo normal en un sistema de generación es que por lo menos esté operativo el 80% de su capacidad, mientras que 20% se halle en reparación o mantenimiento, etc.». La causa es, según el ministro, «la ausencia en Venezuela de una cultura de mantenimiento.» Sin embargo, la necesidad de inversión parece hacerse patente en un contexto como este.
Los retrasos en la construcción de nuevas fuentes de generación, el país depende aún de la central hidroeléctrica de Guri y de centrales térmicas anticuadas, ha obligado al Gobierno chavista a promover el ahorro de energía. El gasto exagerado de electricidad, que muchos analistas consideran fruto del uso excesivo y poco racional del alumbrado público entre otras cuestiones, ha querido ser limitado con medidas punitivas y proyectos para controlar el consumo particular.
Rodríguez señaló que las multas por exceso de consumo, que han sido aplicadas principalmente a las familias de clase media alta, seguirán aplicándose. A su vez, avanzó que el Estado está instalando 3,5 millones de medidores y se estudia “instalar medidores de pre-pago, como los celulares. Eso ha tenido mucho éxito en varios países. Cada quien autocontrola su consumo.”
El ministro justifica de esta manera la presunta necesidad de aumentar el precio de la electricidad. Según asegura, este no ha subido en los últimos 8 años y se hace necesario plantearlo seriamente. Por el contrario, los analistas recuerdan que en 2010 el 29 % de la energía generada no se facturo, es decir, 32330 GWh., el 81 % del total generado térmicamente. Esta energía no facturada tiene un valor de 618.5 millones de dólares. Advierten a su vez que el propio Estado es quien está entre los principales deudores.
En este contexto, los venezolanos no se comprenden como el Gobierno de Hugo Chávez alega que los sueldos de los trabajadores del sector eléctrico son demasiado altos y hay que elevar el precio de la energía para sufragarlos. Algunos advierten de que con un uso racional de la energía, una mejora de las inversiones en mantenimiento y generación, así como con un mayor control en el pago del servicio, la subida no sería necesaria.
