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El alza en los precios de las materias primas, un problema prioritario para Latinoamérica

El alza en los precios de las materias primas ha convertido a la inflación en uno de los principales focos de preocupación de los gobiernos de América Latina. Esta situación podría llevar a los Bancos Centrales de la región a un problema difícil de resolver. Si las apuestas de los expertos se cumplen y continúa la subida de los costos de estos productos, en especial de los alimentos, los organismos supervisores tendrán que decidir entre subir sus tasas de interés para enfriar la economía o proteger al sector exportador. El alza en los precios de las materias primas ha convertido a la inflación en uno de los principales focos de preocupación de los gobiernos de América Latina. Esta situación podría llevar a los Bancos Centrales de la región a un problema difícil de resolver. Si las apuestas de los expertos se cumplen y continúa la subida de los costos de estos productos, en especial de los alimentos, los organismos supervisores tendrán que decidir entre subir sus tasas de interés para enfriar la economía o proteger al sector exportador.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) ha asegurado que los precios globales de los alimentos se han disparado en diciembre a su mayor rango en dos décadas. Además, los costes pueden trepar todavía más debido a las bajas reservas de cereales y a la mala situación climatológica que azota al Planeta, que provoca catástrofes naturales, inundaciones y sequías.

Hasta ahora los diferentes gobiernos y Bancos Centrales latinoamericanos han tomado iniciativas encaminadas a moderar la escalada de sus divisas para proteger la competitividad internacional de sus exportaciones de materias primas. Pero esta situación podría ponerles ante un difícil dilema.

De cumplirse los pronósticos de la ONU, las autoridades monetarias de la región tendrían que replantearse su estrategia y apostar por un aumento de las tasas de interés, o el precio de sus monedas en el mercado financiero, para no comprometer sus metas inflacionarias. Al menos, es en este sentido hacia donde apunta la opinión de algunos analistas.

Una tasa de interés alta incentiva el ahorro, pero perjudica a las exportaciones al fortalecer la divisa. Sin embargo, una tasa de interés alta estimula el consumo, lo que, sumado a la carestía de los alimentos, podría poner en peligro la inflación de los países de la región.

Los gobiernos latinoamericanos están preocupados porque el alza en los precios de los alimentos podría suponer un impacto adicional en la inflación, mientras que el consumo se acelera en gran parte de la región por el incremento en el poder adquisitivo y el mayor acceso a la clase media de la población que han traído como consecuencia unas monedas más fuertes.

Sin embargo, otros expertos apuestan por diferentes tipos de iniciativas. “Aumentar tasas de interés para amortiguar el golpe inflacionario de la subida de los precios de los alimentos claramente haría que los capitales entraran más fuerte”, ha comentado Marcelo Giugale, director de Política Económica y Programas de Reducción de Pobreza del Banco Mundial para Latinoamérica.

La situación es parecida en toda la región de América Latina. En Brasil, por ejemplo, el precio de los alimentos ha subido un 9% durante los once primeros meses de 2010 y han superado en un 5,6% la inflación general. Ya los responsables del Banco Central del país han dicho que los precios son un riesgo relevante para la inflación y que sería una de las razones para los esperados aumentos de las tasas de interés durante 2011.

La inflación interanual de los alimentos en México se triplicó el pasado mes de noviembre en comparación con los dos meses anteriores. Sin embargo, en el país norteamericano la situación es menos urgente, debido a que la lenta recuperación económica del país después de la crisis global, lastrada por la situación de EEUU, puede posponer los aumentos en las tasas de interés hasta el próximo año.

En Argentina, donde la comida representa un 60% de su Índice de Precios al Consumo (IPC), el coste de los alimentos ha trepado un 37%.

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