El escándalo desatado tras la detención del presidente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, tiene consecuencias políticas inmediatas: el enfrentamiento entre Brasil y Angela Merkel por decidir quién será el sucesor del político francés. El presidente del FMI ha sido siempre un europeo, mientras que el Banco Mundial se ha mantenido bajo la dirección de un estadounidense, una tradición ventajista a la que cada vez se oponen más países emergentes, a cuya cabeza está Brasil y su presidenta Dilma Rousseff, quien reclama que la nacionalidad del sucesor de Strauss-Kahn sea otra, por primera vez. El escándalo desatado tras la detención del presidente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, tiene consecuencias políticas inmediatas: el enfrentamiento entre Brasil y Angela Merkel por decidir quién será el sucesor del político francés. El presidente del FMI ha sido siempre un europeo, mientras que el Banco Mundial se ha mantenido bajo la dirección de un estadounidense, una tradición ventajista a la que cada vez se oponen más países emergentes, a cuya cabeza está Brasil y su presidenta Dilma Rousseff, quien reclama que la nacionalidad del sucesor de Strauss-Kahn sea otra, por primera vez.
El reparto de poder acordado tácitamente por Europa y EEUU en la conferencia de Bretton Woods en 1944 para las instituciones económicas internacionales se mantiene gracias al reparto de cuotas para las votaciones que eligen a los presidentes de ambas instituciones y que depende del peso relativo de las economías en el plano global. En el FMI, EEUU acapara el 17% de los votos, mientras que Europa (a través de sus principales países: Alemania, Reino Unido, Francia, España e Italia) tiene alrededor del 20%. Los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), que crecen a un ritmo espectacular durante los últimos años, sin embargo sólo tienen un 12%.
Una actualización y reforma de esas cuotas está prevista, aunque por ahora ya han comenzado las tomas de posición para asegurar que el candidato eligido sea europea en un momento en el que la crisis de deuda asola el Viejo Continente y un tener un aliado en el FMI sea más que necesario. “Creo que en la fase actual hay buenas razones para que Europa tenga a sus candidatos preparados», ha declarado Angela Merkel, significativamente.
Del mismo modo, el portavoz de la canciller alemana, Steffen Seibert, ha declarado que»si se mira la situación actual, tenemos que hacer frente a una crisis en la que los estados del euro están absorbiendo mucha actividad del FMI por lo que hay varias razones por las que el Gobierno argumenta que debe haber un buen candidato europeo»
Brasil sin embargo no se muestra tan convencido. Exige que se lleve a cabo la reforma de las cuotas de voto, que perjudican a los emergentes ya que no toman en cuenta su actual potencial, y está dispuesto a enfrentarse a Merkel para el próximo presidente del FMI no sea europeo.
«Los presidentes de las instituciones creadas en Bretton Woods deberían ser elegidos solamente sobre la base de un proceso abierto y por su mérito, sin tener en cuenta la nacionalidad», ha apuntado el ministro de Finanzas de Brasil, Guido Mantega, que ha dejado claro que Brasil quiere plantar cara