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Dilma Rousseff impulsará una política económica ‘a la alemana’ en Brasil

Todo parece decidido. A partir del momento en que Dilma Rousseff tome posesión de su cargo como nueva presidenta de Brasil, su Gobierno intentará controlar la inflación con recortes de gasto público, tal y como hace en Alemania el Ejecutivo de Angela Merkel. Así lo ha manifestado a la prensa local el actual ministro de Finanzas del país, Guido Mantega, que ha sido ya ratificado en su cargo por la nueva mandataria. Mantega ha agregado que con esta política se pretende “abrir espacio” al Banco Central para que pueda bajar los tipos de interés de referencia, lo que estimulará el sector privado del país. Todo parece decidido. A partir del momento en que Dilma Rousseff tome posesión de su cargo como nueva presidenta de Brasil, su Gobierno intentará controlar la inflación con recortes de gasto público, tal y como hace en Alemania el Ejecutivo de Angela Merkel. Así lo ha manifestado a la prensa local el actual ministro de Finanzas del país, Guido Mantega, que ha sido ya ratificado en su cargo por la nueva mandataria. Mantega ha agregado que con esta política se pretende “abrir espacio” al Banco Central para que pueda bajar los tipos de interés de referencia, lo que estimulará el sector privado del país.

Mantega, que seguirá al cargo de su Ministerio cuando Rousseff tome su cargo, ha asegurado que el crecimiento de la economía brasileña seguirá como hasta ahora a pesar de estas medidas de recorte fiscal. Según ha expresado el ministro, la iniciativa está encaminada a “reducir la demanda del Estado para dar espacio a la demanda privada”.

Ya hace unas semanas, Dilma Rousseff aseguró que su Gobierno intentará hacer un esfuerzo por reducir la tasa de interés referencial, una de las más altas del mundo. La tasa Selic se encuentra actualmente en un 10,75% anual, lo que representa el riesgo de una entrada masiva de capital procedente de países desarrollados que podría perjudicar seriamente a la economía brasileña.

Ahora, Guido Mantega ha anunciado que el próximo Gobierno de Rousseff, que comenzará el primer día del 2011, tomará medidas de austeridad y recortará los gastos corrientes para equilibrar las cuentas del Estado. Esta reducción de gastos se realizará en todas las áreas, y se revisará el presupuesto de todos los ministerios.

Las medidas de austeridad podrían llegar a afectar, incluso, a algunas obras del Programa de Aceleración del Crecimiento, plan estrella de infraestructuras del Ejecutivo. Este plan fue el eje del segundo mandato del presidente Luiz Inácio Lula da Silva y uno de los pilares de la campaña electoral de Rousseff.

Según la opinión de los analistas, los recortes en los proyectos de infraestructuras podría decepcionar a algunos inversores. La razón es que los inversores prefieren, por norma general, que los ahorros se concentren en áreas menos críticas para el crecimiento económico, como los sueldos del sector público, por ejemplo.

Sin embargo, según precisó Mantega, hay una serie de “proyectos prioritarios” que quedarán al margen de estos recortes del gasto público. Entre ellos destaca el programa Bolsa Familia, que distribuye subsidios mensuales a cerca de 12 millones de familias que se encuentran bajo el límite de la pobreza.

Además, Mantega pedirá ayuda al Congreso para frenar algunos proyectos de ley que contribuyan al aumento de los gastos, como el reajuste de los salarios de los jueces y un excesivo aumento del salario mínimo.

No es la única medida que toma Brasil con la finalidad de contener la inflación. El pasado viernes, 3 de diciembre, el Banco Central de Brasil anunció un alza en los depósitos obligatorios de los bancos. Esta iniciativa tiene como finalidad, precisamente, la de contener dicha inflación y, también, el crédito. En este sentido, se retirarán de circulación cerca de 36.000 millones de dólares (27.008 millones de euros) para poder preservar el crecimiento de la economía del país.

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