La presidenta brasileña Dilma Rousseff ha anunciado un aumento cercano al 20% para el gasto social. Después de imponer una serie de medidas de austeridad en el país, entre las que se destaca el reciente enfrentamiento con los sindicatos por el salario mínimo, la mandataria se esfuerza por conectar con la población. La presidenta brasileña Dilma Rousseff ha anunciado un aumento cercano al 20% para el gasto social. Después de imponer una serie de medidas de austeridad en el país, entre las que se destaca el reciente enfrentamiento con los sindicatos por el salario mínimo, la mandataria se esfuerza por conectar con la población.
El Gobierno brasileño invertirá 2.000 millones de reales (869,79 millones de euros) en el programa social Bolsa Familia, que fue impulsado por el anterior presidente Lula da Silva en octubre de 2003 y que tiene como objetivo erradicar la pobreza en el país.
Asimismo, y como respuesta a la presión que ejercen los sindicatos después de la aprobación de un salario mínimo por debajo de sus demandas, la mandataria brasileña invertirá otros 2000 millones de reales (869,79 millones de euros) para ajustar los niveles de impuestos de la Renta y aumentar la capacidad de gasto de las familias
Desde que Dilma Rousseff asumió el cargo el pasado 1 de enero, el Gobierno brasileño ha llevado un férreo control de la inflación a partir de recortes presupuestarios. Un control que la semana pasada le llevó a enfrentarse con los sindicatos por el salario mínimo.
Ahora, según analistas de la prensa local, la mandataria quiere conectar con la población y evitar que su reputación como administradora con “puño de hierro” se extienda en el país.