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Daymé Arocena

Daymé Arocena

¿Quién es Daymé Arocena, la joven artista cubana que ha conquistado el corazón y el cerebro de la crítica estadounidense? Pues, según algunos críticos, estamos ante un huracán caribeño que mezcla las mejores características de Celia Cruz y Aretha Franklin. Casi nada, compadres. ¿Quién es Daymé Arocena, la joven artista cubana que ha conquistado el corazón y el cerebro de la crítica estadounidense? Aunque todavía no resulta fácil encontrar una descripción ajustada, que haga justicia a la potencia de fuego de esta cantante superdotada, tomaré prestada la que que define a este prodigio de 24 años como un cruce entre Celia Cruz y Aretha Franklin.

O sea que los genes le han sido más que propicios, y le han proporcionado una voz sencillamente prodigiosa y que, además, se trata de una artista que ha sido capaz de combinar perfectamente el ‘azucar’ con el ´soul’. Y, además, le añade a ese coctel sabroso, tropical y ¡caliente!, unas gotas de misterio y misticismo procedentes del manual de los ritos ancestrales de la comunidad yoruba.

La afortunada comparación con la que hemos iniciado estas líneas es obra de Félix Contreras, experto en músicas del mundo de la NPR, la principal cadena de radios públicas del país norteamericano y uno de los introductores de Daymé entre los aficionados yanquis. Un público que, por cierto, ha opuesto muy poca resistencia a la amenaza de este huracán caribeño.

Arocena parece la artista perfecta para representar el nuevo marco político de relaciones bilaterales que se ha establecido entre Washington y La Habana. Para empezar, se expresa en perfecto inglés, lo que le permite defender un repertorio en el que caben canciones en tres idiomas, la lengua del imperio, el castellano y también la jerga espiritual utilizada por los ‘babalos’ para invocar a las deidades ‘orisha’s.

Y no es la única virtud de la que hace gala. Daymé tiene una técnica excelente, fruto de la naturaleza y de las posibilidades de crecer como músico que aún ofrece una isla, donde la vida es tan precaria en muchos otros sentidos. Así que, a pesar de su evidente juventud, sus fraseos evocan la perfección y la madurez del estilo inconfundible de algunas grandes damas del jazz del siglo XX como la gran Ella Fitzgerald.

De modo que probablemente, estamos asistiendo a la aparición de una nueva gran estrella latina, con posibilidades ciertas de marcar una época. Quizá la primera encarnación visible de una nueva generación de artistas cubanos, con nuevas ideas que poner en práctica y un montón de talento que les va a permitir intentarlo con posibilidades de éxito. No hay duda de que el futuro es suyo.

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