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Cristina Fernández recuerda a su marido reiteradamente en su último acto de campaña

Las elecciones presidenciales argentinas del próximo domingo tienen una clara ganadora, Cristina Fernández. Desde la muerte de su marido, el 27 de octubre de 2010, la actual presidenta del país ha adoptado la imagen de viuda, que como no, ha vuelto a apelar en su último acto de campaña. Las elecciones presidenciales argentinas del próximo domingo tienen una clara ganadora, Cristina Fernández. Desde la muerte de su marido, el 27 de octubre de 2010, la actual presidenta del país ha adoptado la imagen de viuda, que como no, ha vuelto a apelar en su último acto de campaña.

Cristina Fernández se presentó ante todos sus seguidores en el Teatro Coliseo de Buenos Aires, vestida de negro riguroso y con rostro sereno y tranquilo. Sus adeptos entonaban el cántico «aquí estamos, los soldados del pingüino (el apodo que se le daba a Néstor Kirchner por venir de la Patagonia) para acompañarte a donde vayas» a su llegada.

En su discurso no hizo ninguna referencia a las elecciones del próximo domingo, ni tampoco pidió a los argentinos su apoyo con sus votos. Quizá porque ya se siente ganadora. Todos los sondeos indican que conseguirá una holgada victoria y que no hará falta recurrir a una segunda vuelta.

Durante su discurso recordó en numerosas ocasiones a su difunto marido, momentos en lo que parecía que se iba a venir abajo, ya que la voz se le quebraba y aparecían las lágrimas en sus ojos. Se refería a su marido como él, fórmula que ha utilizado durante toda su campaña.

“Yo sé que él (Néstor Kirchner) nos ve y nos escucha, ya que se encarna en mis hijos y en cada uno de los trabajadores de este país», exclamó Cristina Fernández. Esta declaración hace referencia al último spot de su campaña electoral que se titula “Él Vive”, en donde Kirchner es el protagonista.

Cristina Fernández pidió a sus adversarios “trabajar por una Argentina mejor, sin perder sus identidades y su visión de mundo”. «La unidad nacional es algo que nos fue negado durante 200 años de historia. En esas divisiones yo cifro los fracasos de Argentina. Muchas veces caímos al pozo por esos líderes que no supieron inculcar en nosotros un sentimiento de país. Es hora de corregir esos desatinos», resumió la presidenta.

Sin duda el momento de mayor emoción para la presidenta fue cuando se dirigió a sus dos hijos, Máximo y Florencio, que se encontraban en primera fila. Les agradeció su apoyo, “sin ellos hubiera sido imposible seguir. Él está en todas partes pero en ellos, más que en ninguna otra”.

La jefa de Estado terminó su discurso convocando a todos los argentinos “a seguir trabajando como hasta ahora, por esta Argentina que él (Kirchner) dio su vida. Se lo merecen los 40 millones de argentinos, se lo merecen los que ya no están y se lo merece él”.

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