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Cristina aprovecha un desliz de Cameron para intentar recuperar la provincia de Santa Fe

El conflicto que en 1982 enfrentó militarmente a Argentina y Reino Unido en las Islas Malvinas todavía es un tema candente en las relaciones bilaterales de ambos países. El último estallido de tensión se ha producido esta semana, cuando Cristina Fernández, presidenta argentina, ha calificado duramente al premier británico David Cameron de “arrogante” y “mediocre”, después de que éste afirmara en la Cámara de los Comunes que su país jamás negociaría un posible acuerdo con Argentina con relación a las Malvinas. El conflicto que en 1982 enfrentó militarmente a Argentina y Reino Unido en las Islas Malvinas todavía es un tema candente en las relaciones bilaterales de ambos países. El último estallido de tensión se ha producido esta semana, cuando Cristina Fernández, presidenta argentina, ha calificado duramente al premier británico David Cameron de “arrogante” y “mediocre”, después de que éste afirmara en la Cámara de los Comunes que su país jamás negociaría un posible acuerdo con Argentina con relación a las Malvinas.

Un episodio más en una cadena de desencuentros que se activa cada poco tiempo y que, en este caso, coincide las elecciones de julio en Santa Fe, importante provincia en la que el peronismo perdió ante los socialistas en 2007.

«Mientras las islas Falkland quieran ser territorio soberano británico, deben seguir siendo territorio soberano británico. Punto final de la historia», declaró Cameron ante los diputados británicos después de que uno de ellos le preguntara al respecto. Una frase que ha soliviantado a Cristina, que con una dureza extrema ha cargado contra el premier y su respuesta.

«Es un gesto de mediocridad y casi de estupidez para la historia de nuestras islas», ha señalado Cristina, para después afirmar que Reino Unido es «una burda potencia colonial en decadencia en pleno siglo XXI».

La presidenta argentina también ha manifestado, en relación con la tajante respuesta de Cameron, que «los argentinos nunca creímos en los puntos finales de los derechos humanos ni de los derechos soberanos de nuestras islas Malvinas».

Estados Unidos ha intentado sin éxito que ambas partes negocien y alcancen un punto de acuerdo en torno a las Islas, algo que en Reino Unido ha provocado una cierta preocupación y que finalmente motivó que uno de los diputados conservadores, Andrew Rosindell, interpelara a Cameron a manifestarse en ese sentido.

Una oportunidad que Cameron aprovechó para lanzar un mensaje tajante para calmar a la opinión pública de su país.

El endurecimiento del contencioso se produce justo en la antesala de las elecciones provinciales de Santa Fe, donde gobierna el socialista Hermes Binner, que le arrebató el cetro al peronismo en los comicios de 2007.

Expertos señalan que el enfrentamiento con Reino Unido puede mejorar la imagen del oficialismo de cara a los comicios y reforzar la imagen de Cristina. El objetivo: darle un impulso a la candidatura de Agustín Rossi, del peronista Frente para la Victoria.

En los últimos años, Argentina ha venido presionando fuerte para poner sobre la mesa el tema de la soberanía de las Islas, ocupadas por Reino Unido en 1833. Esta misma semana, Cristina tuvo la posibilidad de reunirse con el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, al que pidió una mayor intervención del organismo en el tema y que presionara a Cameron para iniciar un foro de debate.

La escalada de tensión coincide con los rumores que recorren Argentina en torno a si Cristina será la candidata del oficialismo peronista a las elecciones de 2013, una opción de lo más probable ya que su popularidad se encuentra muy por encima de la de sus opositores políticos. El tema continúa muy presente en la opinión pública argentina y queda claro que las heridas continúan abiertas.

En 1982, la Junta Militar que gobernaba en Argentina decidió invadir las Islas Malvinas, bajo soberanía británica y una histórica reivindicación argentina. La respuesta de Margaret Tatcher fue fulgurante y la guerra duró 74 días, tras los cuales el bando argentino depuso las armas.

El conflicto tuvo consecuencias políticas para ambos bandos: provocó la caída del gobierno dictatorial de los militares argentinos, y le dio a Tatcher una popularidad que le permitió vencer en las elecciones de 1983 y reeditar su mandato. Un conflicto que, en definitiva, sigue más vivo que nunca.

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