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Bolivia siente los primeros envites de la crisis del petróleo

Refinería de petróleo

Después de haber insistido en que la crisis del petróleo no afectaría a la economía boliviana en lo más mínimo, el Gobierno de Evo Morales debe desdecirse porque las Reservas Internacionales Netas (RIN) han sido las primeras en resentirse precisamente por la caída de los precios del crudo. Después de haber insistido en que la crisis del petróleo no afectaría a la economía boliviana en lo más mínimo, el Gobierno de Evo Morales debe desdecirse porque las Reservas Internacionales Netas (RIN) han sido las primeras en resentirse precisamente por la caída de los precios del crudo.

La propia Administración de Reservas del Banco Central de Bolivia (BCB) reconoció hace unos días que la disminución de los ingresos por exportación de gas natural de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), podría ser consecuencia de la caída del precio del petrolero.

Hace unos meses, el ministro de Finanzas, Luis Arce, insistió en que la economía del país no se vería resentida por estos inconvenientes puesto que estaba más que preparado para enfrentarse a ello. Lo decía en el contexto de la presentación de la recaudación del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) de Bolivia, que en junio había avanzado un 8% a pesar del menor precio del petróleo y el resto de las materias primas.

Las declaraciones de Arce iban en consonancia con las del presidente Evo Morales, que se mostró positivo en cuanto a la crisis petrolera. En ese momento vaticinó que para final de año el precio del barril de crudo volvería a los 70 dólares, lo que choca con el precio que alcanzaba el crudo Texas, que estaba en unos 44 dólares el pasado viernes.

Cuando el mandatario hizo semejantes declaraciones el petróleo cotizaba en la Bolsa de Nueva York en 59 dólares, de manera que podía ser más optimista, como efectivamente lo fue. “Estoy seguro que este año acabaremos con el barril de petróleo entre los 60 y los 70 dólares y otra vez subirá el precio de nuestro gas y no habrá problemas” fueron sus palabras exactas.

Habrá que esperar unos cuantos meses si el presidente está en lo cierto, aunque no sería la primera vez que, en cierta medida, el Gobierno boliviano rebaja sus expectativas. Antes de que Morales considerase que el precio final del crudo sería de unos 70 dólares a final de años el ministro de Hidrocarburos y Energía, Luis Alberto Sánchez, consideró que alcanzaría los 80 dólares y que en 2016 se situaría en los 100 dólares.

De momento, como recoge Efe, los organismos internacionales no se han mostrado excesivamente preocupados por como afectará la caída del precio del petróleo y no esperan problemas a corto y medio plazo. Por ejemplo, el Banco Mundial (BM) a través de su director para los países andinos, Alberto Rodríguez, ha señalado que Bolivia cuenta con unas reservas internacionales “bastante altas” pero debe “ajustarse un poco para recibir una mayor inversión privada”.

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