«Este año es el más severo en la historia del Gran Caribe. En algunos países el aumento del sargazo ha superado el 60 %, comparado con el año anterior. Hay que reconocerlo como lo que es: una plaga que asfixia a los ecosistemas y destruye fuentes legítimas de nuestras economías», insistió el canciller dominicano, Roberto Álvarez, al reunirse el jueves con sus homólogos de la AEC en la ciudad de Antigua, Guatemala.
Su llamado se plasmó en un párrafo de la Declaración de La Antigua, que será firmada en la IX cumbre de la AEC.
«Resaltamos la urgencia de declarar como una emergencia la crisis del sargazo asociado a la crisis climática y al impacto de las actividades del hombre que afecta toda la región del Gran Caribe por representar una amenaza para el desarrollo económico, social y cultural, en particular las actividades de turismo, pesca, salud y cultura de la población, así como la sostenibilidad de la biodiversidad marina y la establilidad de los ecosistemas marinos y costeros», dice el borrador del documento.
A finales de abril pasado, el presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, anunció una donación de un millón de dólares para promover investigaciones universitarias que contribuyan a un manejo integral del sargaz.
La proliferación del sargazo, una macroalga parda que vive en suspensión en los mares, supone una amenaza grave para el turismo, principal sustento para una docena de países del Caribe. (