El dilema de la unidad no es un asunto nuevo. Históricamente, la izquierda latinoamericana se empantanó en sus diferencias ideológicas y ha mantenido divisiones desde los años 60.
Ese problema de larga data pasó a ser de especial análisis tas las últimas elecciones en Ecuador y Perú, donde se vieron resultados diametralmente opuestos: en el caso peruano, la izquierda salió victoriosa tras apostar a la unidad, mientras que en el caso ecuatoriano perdió los comicios al distanciarse del movimiento indígena.
«La izquierda está viendo los ejemplos de Ecuador y Perú y está entendiendo que la unidad es muy importante como estrategia para ganar las elecciones», dijo a Sputnik el politólogo uruguayo Pablo Álvarez, integrante del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) y diputado entre el 2005 y 2010.
En la misma sintonía, el sociólogo colombiano Javier Calderón Castillo, investigador de la Universidad de Buenos Aires, consideró, en diálogo con esta agencia, que la izquierda está viendo a la unión como un «tema clave» para las elecciones.
«Está en la agenda de la izquierda sobre todo porque se entiende que es imposible acceder al Gobierno si no hay un conjunto de fuerzas que hagan un solo esfuerzo en términos electorales. Sin embargo, no es un tema que se resuelva tan sencillo», agregó.
El expresidente uruguayo José «Pepe» Mujica (2010-2015) ya había advertido el 13 de abril, durante una entrevista con esta agencia, que este año la izquierda latinoamericana debía dejar de lado las divisiones por ideas y apostar a la unidad.
«Esto se los voy a decir a todos en América Latina: a veces por diferencias programáticas dentro de la izquierda se le abre la puerta a las fuerzas más conservadoras (…) (Adolf) Hitler llegó al poder porque gastaron mucho más en sus luchas socialistas y comunistas internamente. Lo propio pasó con (Francisco) Franco y ha pasado mil veces en la historia en el mundo. Es una ley que se repite. Parece que no la podemos aprender», afirmó.
OBSTÁCULOS
Álvarez y Calderón Castillo señalaron que a pesar de que la izquierda cada vez es más consciente de que debe apostar a la unidad, hay varios desafíos que tiene que enfrentar.
«No es un valor de oportunidad. Las diferencias al interior de las izquierdas tienen que percibirse como menores a los desacuerdos que existen con otros bloques del sistema político. Si no se asumen estos dos elementos, es muy difícil que las izquierdas puedan unificarse», explicó Álvarez.
Sostuvo que la historia de cada país, el sistema electoral y el tipo de liderazgo inciden en si se fomenta o no la unidad.
«Hay un asunto transversal que son los liderazgos de esas izquierdas. Hay muchos egos y discusiones del pasado que terminan afectando las posibilidades de construir la unidad. Eso mismo ocurrió en Ecuador», consideró Calderón Castillo.
PROGRAMÁTICAS VS IDEOLÓGICAS
Por otro lado, el analista colombiano destacó que se puede llegar a una unión dependiendo de si son izquierdas «programáticas» o «ideológicas». Las primeras creen que se puede unir fuerzas siempre que se construyan acuerdos en base a programas mientras que la segundas consideran que primero está el respeto por su ideología antes que hacer acuerdos políticos.
«Las izquierdas más programáticas son las que acuerdan más rápidamente, entienden que estar en el Gobierno les permite desarrollar sus proyectos. Hay otras fuerzas no tan pragmáticas, que son las izquierdas ideológicas, que tienen más dificultes para llegar a la unidad», explicó.
En Ecuador sucedió que el Centro Democrático, liderado por Andrés Arauz, y el movimiento Pachakutik eran izquierdas ideológicas y a partir de divergencias, especialmente en materia ambiental y económica, no se pudo apostar por la unidad, agregó.
«Las izquierdas programáticas son más flexibles, por ejemplo, Perú Libre y Nuevo Perú en la segunda vuelta lograron llegar a acuerdos de orden político, no tanto ideológicos», expresó.