La prevalencia del matrimonio infantil en América Latina apenas ha variado en el último cuarto de siglo, si bien la ausencia de datos completos hace temer que la realidad pueda ser peor, según un grupo conformado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) y ONU Mujeres.
La información básica sobre matrimonios y uniones tempranas no está disponible en varios países, especialmente en el Caribe, y la que se conoce refleja una disparidad estadística, ya que mientras que la proporción de niñas y adolescentes casadas es inferior al 10 por ciento en Jamaica, en otros lugares como República Dominicana, Nicaragua, Honduras y Belice el dato supera el 30 por ciento.
El Grupo de trabajo del Programa Conjunto Interinstitucional para Poner Fin al Matrimonio Infantil y a las Uniones Tempranas en América Latina y el Caribe señala en su informe que estas bodas prematuras «son una realidad» en la región, «a pesar de su falta de visibilidad» y recuerda que eliminar esta práctica nociva es clave para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).