Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Enrique Krauze reivindica la «huella» mutua entre España y México en pleno debate con motivo del bicentenario

El historiador mexicano ha recibido el Premio de Historia Órdenes Españolas en un acto presidido por el Rey.

El Rey Felipe VI entrega el Premio de Historia Órdenes Españolas al mexicano Enrique Krauze - CASA DE S. M. EL REY

El Rey Felipe VI entrega el Premio de Historia Órdenes Españolas al mexicano Enrique Krauze - CASA DE S. M. EL REY

El escritor e historiador mexicano Enrique Krauze ha reivindicado la «huella» que España dejó en su país y la que México ha dejado en el primero en pleno debate sobre el legado de la Conquista española con motivo del bicentenario de la independencia mexicana, confiando en que «nunca más el odio impida el diálogo».

Krauze ha recibido este miércoles en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial el Premio de Historia Órdenes Españolas, un galardón internacional promovido por las Órdenes de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa, en un acto que ha estado presidido por el Rey Felipe VI.

En su discurso de aceptación, ha asegurado que «para un historiador mexicano que tiene tantos vínculos de afecto con España, recibirlo en este año de 2021 conlleva, además de un altísimo honor, la responsabilidad de recordar el quinto centenario de la Conquista de México».

Conmemorar, ha subrayado Krauze, «es hacer memoria juntos». Así, ha defendido que la civilización conquistada «no era la arcadia que pinta la historiografía indigenista, pero tampoco el infierno de su contraparte hispanista», entrando así de lleno en el debate que ha venido intensificándose desde la llegada de Andrés Manuel López Obrador al poder en México en 2018.

CRÍTICAS DE LÓPEZ OBRADOR

El mandatario mexicano envió en marzo de 2019 una carta al Rey Felipe VI reclamando que «el Estado español admita su responsabilidad histórica» por las ofensas cometidas durante la conquista y «ofrezca las disculpas o resarcimientos políticos que convengan».

El pasado octubre, con motivo del Día de la Hispanidad, volvió a pedir a España que se disculpara, argumentando que la conquista como fuerza «civilizadora» de América es solo «una justificación ideológica para encubrir la imposición y el saqueo».

Krauze ha recordado que el franciscano fray Toribio de Benavente «incluyó a las encomiendas, tributos y la temporal esclavización de los indios entre las diez plagas que los afligieron en las primeras décadas posteriores a la Conquista además de las diversas epidemias que, solo ahora, por sufrirlas en carne propia, tenemos la posibilidad de imaginar».

Estos, ha dicho, «son hechos incontrovertibles, pero la historia no es un tribunal, y el deber del historiador, sobre todo ante un drama a tal grado remoto, no es juzgar sino ante todo documentar, explicar y comprender».

MÉXICO COMO CRISOL

En este sentido, ha defendido que tanto la Nueva España como después México es «un crisol, no un mosaico ni una tela desgarrada», «una construcción cultural que, como las catedrales, llevó siglos edificar» y que hacen de la cultura mexicana una mezcla de valores, «en la que a menudo los conquistadores resultaron conquistados y los conquistados, conquistadores».

Krauze ha reivindicado en particular la importancia del mestizaje, que comenzó a forjar la nueva cultura «por la vía de los sentidos y el amor» y que, frente a quienes lo «niegan, demeritan o relativizan» constituye para él «el mejor legado de Nueva España a México».

«En la dieta, predominó la influencia indígena; en la medicina y la herbolaria, confluyeron ambas culturas; y en la lengua, a despecho del predominio del español, idioma en el cual los mexicanos escriben poesía desde antes del Siglo de Oro, la babel de lenguas indígenas sobrevivió e impregnó al castellano con una variedad de mexicanismos, tonalidades, acentos», ha resumido.

OLVIDO DEL PASADO INDÍGENA TRAS LA INDEPENDENCIA

Tras la guerra de independencia en 1821, «la querella continuó, ya no con España sino con el legado de España en las entrañas de México. El odio entre liberales y conservadores les impidió dialogar y además ambos bandos «tendieron a olvidar el pasado indígena» al que usaron «como instrumento de poder, no de saber».

«Toda la explicación del bando conservador consistía en culpar de los males de la nación a las modas de un siglo sin fe. Y toda la explicación del bando liberal (admirable, por otros motivos) se reducía a culpar a la Conquista y la era virreinal de los males de la nueva nación», ha lamentado.

«La Revolución mexicana, con su natural impulso indigenista, reabrió las viejas heridas», ha recordado, pero «muy pronto, la Guerra Civil española extrajo lo mejor de la reserva moral mexicana» y la orientó una vez más hacia España, en referencia a la acogida de numerosos españoles durante la contienda.

En resumen, ha dicho Krauze, «es imposible cerrar los ojos a la huella de México en España y a la huella de España en México». Y no solo en la cultura, ha añadido, sino que «generación tras generación, oleadas de jóvenes asturianos, gallegos, catalanes, andaluces, vascos, españoles de todas las regiones, llegaban a ‘hacer la América’ y fundaron empresas de toda índole, que perduran y florecen».

Mientras, «hace poco menos de cincuenta años, quienes soñábamos con la posibilidad de implantar en México una democracia sin adjetivos, vimos a España como nuestro ejemplo e inspiración», ha resaltado el historiador.

DEMOCRACIA FRENTE AL FANATISMO DE LA IDENTIDAD

Sus obras, ha señalado, aspiran a que tanto en México como en España «imperen la democracia, la ley y la libertad sobre los fanatismos de la identidad». «Los puentes culturales y literarios que he querido tender con España, mi revista y mis escritos, son solo una pequeña réplica de los que ellos tendieron», ha defendido.

«Hago votos para que siempre, por sobre los designios del poder, impere la vocación del saber. Que nunca más el odio impida el diálogo. Así la historia podrá cumplir con su más alta misión, la de ser camino de comprensión y de concordia», ha remachado.

La historiadora Carmen Iglesias ha sido la encargada de pronunciar la ‘laudatio’ de Krauze. En su discurso, ha agradecido la presencia de Felipe VI y su «compromiso con la historia y su conocimiento riguroso y veraz». «Sabéis bien que, sin conocimiento del pasado, no sabemos quiénes somos, no podemos entender nuestro presente ni tener alguna guía para el futuro», ha defendido.

De Krauze, Iglesias ha resaltado «su impecable y brillante trayectoria académica y profesional» y ha repasado algunas de sus principales obras, en particular su interés por analizar el populismo y reivindicar la democracia.

DENUNCIA DE LAS DICTADURAS Y EL POPULISMO

«Krauze ha trabajado a lo largo de casi cinco décadas en defensa de la democracia y de los valores liberales y ha denunciado a las dictaduras de toda índole, los fanatismos de la identidad, el populismo y el autoritarismo», ha resumido la miembro de la Real Academia de Historia.

Por su parte, Don Felipe ha sido quien ha entregado a Krauze el galardón, que se creó en 2017. El Rey fue el encargado de presidir la primera ceremonia de entrega del premio, celebrada en 2018 y que recayó en el hispanista británico John H. Elliot, mientras que en la edición de 2019 fue el Rey emérito, Juan Carlos I, el encargado de entregar el galardón al mediavalista Miguel Ángel Ladero.

Durante su breve intervención, el monarca ha destacado la mirada «universal» de este galardón que busca «aportar luz sobre nuestra gran historia», además de felicitar a Krauze. Asimismo, ha pedido que el patrimonio de las órdenes que lo conceden sea administrado con «rigor y generosidad».

Más información

Scroll al inicio