El banco central ha vuelto a basar esta decisión en la inflación, que durante la primera quincena de marzo alcanzó un nivel interanual del 7,29%, mientras que la subyacente se situó en el 6,68%.
En el comunicado emitido tras la reunión de política monetaria, la institución ha indicado que a los choques que ya estaban afectando a los precios a lo largo de la emergencia sanitaria del Covid se han sumado las presiones derivadas de la invasión en Ucrania.
Con este panorama, las expectativas de inflación para 2022 y 2023 se han vuelto a incrementar. «Ante las mayores presiones inflacionarias, los pronósticos de las inflaciones general y subyacente se revisaron al alza para todo el horizonte y ahora se prevé que la convergencia a la meta de 3% se alcance en el primer trimestre de 2024», ha adelantado el banco.
Como es habitual, la autoridad monetaria ha aclarado que esta previsión está sujeta a riesgos al alza, que pasarían, entre otros, por la persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados, presiones externas o en los precios agropecuarios y energéticos por el conflicto en Ucrania; o a la baja, que se observaría ante una disminución del conflicto bélico o unos precios energéticos menores a lo previsto.
En las siguientes decisiones de política monetaria, la Junta de Gobierno vigilará «estrechamente» las presiones inflacionarias, así como todos los factores que inciden en la trayectoria prevista para la inflación y en sus expectativas.