Los resultados de este año también contrastan con los obtenidos en 2020, cuando el grupo contabilizó pérdidas de 1.467 millones de dólares (1.283 millones de euros), según ha informado la empresa a través de su informe de cuentas trimestrales presentado este jueves.
El fuerte incremento en las ganancias, según la compañía, se explica por un mejor panorama en el ámbito financiero, con menores gastos e instrumentos más rentables, además de una variación positiva en la fluctuación del tipo de cambio y menores impuestos sobre beneficios.
Las ventas del grupo alcanzaron los 14.548 millones de dólares (12.722 millones de euros) durante el periodo, un 14% más con respecto a 2020 impulsado por los mayores precios en la materia prima y unos mayores volúmenes de cemento (6%) y concreto (6%).
Por regiones, las ventas de México crecieron un 23%, hasta 3.466 millones de dólares (3.032 millones de euros); las de Estados Unidos se impulsaron un 9%, con 4.355 millones de dólares (3.809 millones de euros); en Europa, Oriente Medio, África y Asia la cifra de negocio creció un 10%, con 4.825 millones de dólares (4.221 millones de euros); y en la región de Centroamérica, Sudamérica y el Caribe la facturación fue de 1.567 millones de dólares (1.370 millones de euros), un 16% más.
En términos operativos, el resultado bruto de explotación (Ebitda) registró su crecimiento más alto en una década, con un impulso del 18%, hasta los 2.861 millones de dólares (2.502 millones de euros); con un margen sobre ventas del 19,7%, 0,8 puntos más que un año antes.
Por su parte, la plantilla del grupo cementero creció un 10% el pasado ejercicio, hasta los 45.870 empleados, mientras que su deuda total se redujo en un 19%, hasta 8.555 millones de dólares (7.481 millones de euros).