Después de más de 25 años de negociaciones, el pacto UE-Mercosur parecía encarrilado tras el acuerdo político alcanzado en 2024. Sin embargo, las divergencias internas en la UE y la presión del sector agrario han vuelto a situar el acuerdo en un punto crítico, justo cuando los países sudamericanos reclaman un cierre inmediato.
El retraso de la firma confirma que el consenso político dentro de la UE sigue siendo frágil
Un acuerdo dividido en dos fases
El Acuerdo de Asociación UE-Mercosur incluye un pilar comercial, otro político y un marco de cooperación. Para evitar bloqueos prolongados, Bruselas plantea una aprobación en dos tiempos: un acuerdo comercial interino, que podría entrar en vigor con mayoría cualificada del Consejo y el respaldo del Parlamento Europeo, y un acuerdo completo pendiente de ratificación nacional.
Este esquema permitiría aplicar antes las rebajas arancelarias, aunque no elimina la oposición de varios países que reclaman garantías adicionales.
Salvaguardias agrícolas para desbloquear apoyos
La principal novedad es el acuerdo provisional entre el Consejo y el Parlamento Europeo sobre un reglamento de salvaguardias destinado a proteger al sector agrario europeo. El mecanismo permitiría suspender concesiones comerciales si un aumento de importaciones desde Mercosur genera perturbaciones graves en el mercado.
Las medidas incluyen plazos más cortos para abrir investigaciones, un mayor control de precios y volúmenes y la ampliación de la lista de productos sensibles.
Bruselas presenta las salvaguardias como un elemento clave para reducir el rechazo de los países más críticos
Países favorables y países reticentes
El debate en el Consejo refleja una UE dividida. España, Alemania, Países Bajos y varios países del norte defienden el acuerdo por su impacto positivo en las exportaciones industriales y la diversificación de mercados. En cambio, Francia y Italia mantienen reservas, centradas en el impacto sobre la agricultura y en la exigencia de estándares equivalentes para las importaciones.
Otros Estados como Polonia, Hungría y Austria también han expresado dudas, mientras que Bélgica mantiene una posición condicionada por desacuerdos internos.
Principales posiciones nacionales:
| País | Posición actual | Argumento principal |
|---|---|---|
| Francia | Reticente | Protección del sector agrario y exigencia de estándares equivalentes |
| Italia | Dudas | Considera prematura la firma sin más garantías |
| España | Favorable | Impulso a exportaciones y visión estratégica |
| Alemania | Favorable | Beneficio industrial y credibilidad comercial |
| Países Bajos | Favorable | Oportunidad económica y apertura de mercados |
| Polonia | Crítica | Impacto en la agricultura nacional |
| Bélgica | Abstención | Falta de consenso interno |
Mercosur presiona por el cierre
En el bloque sudamericano, el respaldo al acuerdo es mayoritario. Brasil considera el pacto una prioridad económica y geopolítica, mientras que Uruguay y Paraguay destacan su potencial para facilitar la integración en cadenas globales de valor. Argentina sigue de cerca el proceso, a la espera de que la UE despeje sus diferencias internas.
Mercosur reclama un cierre rápido y advierte del riesgo de una nueva dilación
Agricultura, el principal foco de tensión
El acuerdo prevé cuotas limitadas para productos sensibles como carne de vacuno, aves, azúcar o etanol, con reducciones arancelarias progresivas. La Comisión Europea sostiene que estas cuotas están diseñadas para evitar un impacto desproporcionado en el mercado europeo, mientras que las organizaciones agrarias alertan de competencia desleal.
En paralelo, el debate ambiental sigue abierto. Bruselas insiste en que el pacto no rebaja las normas europeas y que la legislación contra la deforestación se aplicará también a las importaciones procedentes de Mercosur.
Enero como punto de inflexión
El calendario sitúa ahora enero como el mes clave. Si la Comisión logra una mayoría suficiente en el Consejo, el acuerdo comercial interino podría avanzar hacia su aprobación. De lo contrario, el pacto UE-Mercosur volverá a quedar bloqueado, prolongando una negociación que ya supera las dos décadas.



