El debate sobre el futuro energético de Brasil vuelve a encenderse en torno al delta del río Amazonas, una región de altísima biodiversidad y de gran sensibilidad ambiental. El proyecto de exploración petrolera de Petrobras en aguas profundas enfrenta una opinión pública mayoritariamente contraria, lo que sitúa a Lula ante un dilema entre desarrollo económico y sostenibilidad.
Un 61% de los brasileños pide frenar el proyecto petrolero
El último sondeo de Datafolha, publicado esta semana, indica que el 61% de los brasileños considera que el presidente debería prohibir la extracción de crudo en el delta del Amazonas.
El rechazo es especialmente elevado entre los jóvenes de hasta 24 años, donde el 73% se opone al plan de perforaciones. En cambio, el apoyo es mayor en los sectores rurales y entre quienes valoran el potencial energético nacional.
El rechazo ciudadano se consolida como un desafío político para Lula, que ha defendido la necesidad de explorar nuevas fuentes de energía sin renunciar a los compromisos climáticos
Hasta ahora, Petrobras mantiene su intención de realizar perforaciones exploratorias en alta mar para comprobar la existencia de reservas. La decisión final sobre los permisos ambientales aún depende del Gobierno federal.
Apoyo al objetivo de frenar la deforestación ilegal
El estudio de Datafolha también muestra que el 77% de los encuestados respalda el compromiso de Lula de acabar con la deforestación ilegal antes de 2030, aunque solo el 17% cree que el mandatario podrá cumplir esa meta.
Este contraste entre apoyo y escepticismo revela una brecha entre la retórica ambiental y la confianza ciudadana en la capacidad del Estado brasileño para hacerla realidad. Los analistas advierten de que la credibilidad del Gobierno depende de cómo gestione proyectos como el de Petrobras en la Amazonia.
El respaldo a los objetivos climáticos es amplio, pero la desconfianza en su cumplimiento refleja un desencanto con la política ambiental brasileña
Presión sobre Petrobras y dilema para Lula
La estatal Petrobras argumenta que la exploración en la Margen Ecuatorial podría diversificar las fuentes de energía del país y fortalecer su posición en el mercado global. Sin embargo, las organizaciones ecologistas alertan de los riesgos de derrames y daños irreversibles en una zona con ecosistemas únicos.
En los últimos meses, la empresa ha tenido que asumir costes millonarios por mantener equipos paralizados mientras espera la licencia ambiental. Al mismo tiempo, el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama) ha exigido estudios adicionales de impacto antes de autorizar cualquier perforación.
El Gobierno de Lula se enfrenta a la disyuntiva de reforzar su agenda climática o priorizar la expansión petrolera como motor económico
Percepciones sobre medio ambiente y energía en Brasil
Indicador | Porcentaje |
---|---|
Rechazo a la explotación petrolera en el Amazonas | 61% |
Jóvenes (hasta 24 años) en contra | 73% |
Apoyo a erradicar la deforestación ilegal antes de 2030 | 77% |
Confianza en que Lula cumplirá esa meta | 17% |
Un desafío ambiental con impacto político
La encuesta refuerza la imagen de un país dividido entre su vocación de potencia energética y la exigencia de una transición ecológica real. Lula, que ha buscado proyectar liderazgo climático a nivel internacional, podría enfrentar presiones internas si decide avanzar con el proyecto de Petrobras.
El dilema entre desarrollo y conservación marcará los próximos meses de la política brasileña. La Amazonia vuelve a ser, una vez más, el espejo donde Brasil se mide entre el progreso y la supervivencia ambiental.