Perder un mercado como el argentino, que representa 1.330 millones de dólares anuales, impactará en el presupuesto fiscal boliviano, debido a que el beneficio de las exportaciones gasíferas llega a municipios, universidades, gobernaciones y también se entrega como bonos sociales.
«Argentina va a dejar de importar gas boliviano y eso va a repercutir en los ingresos fiscales, tanto para el Gobierno nacional y los gobiernos subnacionales. En 2022, se ha distribuido cerca de 604 millones de dólares. Eso va a significar menos recursos para transferencias gubernamentales, para inversión pública y para que las universidades, municipios y gobernaciones puedan tener sostenibilidad en proyectos o políticas sociales», explicó a la Agencia Sputnik el presidente del Colegio de Economistas de la ciudad de Tarija (sur), Fernando Romero.
Argentina es el segundo mercado en importancia después de Brasil para Bolivia, porque desde 2014 representó el 43 por ciento del cupo de exportación de gas, pero en 2023 cayó al 30 por ciento.
«El 2022 se ha vendido durante todo el año 1.643,3 millones de dólares a Brasil y a Argentina hemos vendido gas por un valor de 1.330,1 millones de dólares. Sumados ambas cifras, dan 2.973,42 millones de dólares», indicó.
Argentina compraba gas boliviano fundamentalmente para abastecer al norte de su territorio, pero ahora prevé suplir ese suministro con la construcción de un gasoducto desde Vaca Muerta (suroeste).
«A mediano plazo debemos negociar, porque al final el gas que no vendamos a la Argentina hay la posibilidad de vender a Brasil, hay que negociar en términos de precio, es decir, hay que ofrecer un buen precio porque Argentina puede ofrecer el millón de metros cúbicos a un determinado precio y Bolivia tiene que rebajar para ser competitivo. Aquí el que tiene la sartén por el mango es Brasil, porque tiene dos mercados ahora en vez de uno», sugirió.
El experto boliviano tampoco descarta alquilar los ductos bolivianos a Argentina para que exporte gas a Brasil, porque finalmente reportará algunos ingresos para el país.
«Yo no descarto que tal vez una buena opción sea alquilar los ductos. Al final de cuentas, no vamos a evitar que Argentina tarde o temprano exporte gas al Brasil, porque ellos igual pueden construir sus ductos, pero les va a tomar tiempo y dinero. Entonces, yo pienso que para recibir algo de recursos e ingresos fiscales no es mala idea alquilar los ductos. Otra opción que tampoco hay que descartar es el tema de que seamos intermediarios», planteó.
Lo cierto es que Bolivia no puede perder tiempo y debe buscar soluciones, porque necesita recursos económicos para su gasto público.
Otro factor importante que menciona Romero es que la reducción de reservas de gas de Bolivia quita competitividad en las exportaciones, porque no se puede entregar los cupos acordados, principalmente en invierno como es el caso de Argentina, como se especifica en los contratos.
«A pesar de que llevemos ese excedente de gas natural de Argentina a Brasil, el tema es que estamos en declinación y eso también nos quita competitividad. Y buscar otros mercados va a ser difícil porque para ello tuvieras que construir gasoductos hacia Perú o Chile, que ellos también tienen cierto mercado. Y tampoco va a ser barato, no va a ser fácil acceso», advirtió.
IMPACTO ECONÓMICO
Las pérdidas de ingresos que registrará regiones como Tarija, principal productora de hidrocarburos en Bolivia, en cálculos del director de Energía, Hidrocarburos y Minería de la Gobernación tarijeña, Freddy Castrillo, ascienden a 61 millones de dólares.
«Ese impacto obviamente va a repercutir en la economía de absolutamente todos los habitantes del territorio nacional. Nosotros hemos hecho un cálculo de cuánto podría representar esa afectación. Entonces, si nosotros asumimos que el país en el año 2022 ha recibido aproximadamente 680 millones de dólares por concepto de exportación de gas a Argentina. Entonces, de esos 680 millones recibidos el 2022, el departamento de Tarija recibió 61 millones de dólares», cuantificó.
En su criterio, aunque Bolivia venda gas a Brasil en mayor proporción, eso no será una solución porque el vecino país tendrá también la oferta argentina.
«Asumamos que el gas que dejemos de exportar a Argentina le encontráramos un nuevo destino y el único destino posible es Brasil. Como no tenemos otro mercado donde destinar nuestra producción, si es que Brasil por ser un amigo de Bolivia, decide comprarnos el gas, esto obviamente es una atenuación al efecto negativo que tendría para el país», dijo.
CAÍDA DE PRODUCCIÓN
Una agravante que se suma a la pérdida del mercado argentino es la caída de las reservas de gas de Bolivia, indicó el exministro de Hidrocarburos y fundador de la consultora Gas Energy Latin America (GELA), Álvaro Ríos, en contacto con la Agencia Sputnik.
«Lo que preocupa es que en 2014 Bolivia exportaba 48 millones de metros cúbicos por día (MMm3d) y hoy se exporta 22 MMm3d, es decir que la capacidad de exportación cayó a la mitad en una década», indicó.
La principal causa de la caída de las reservas de gas de Bolivia, según el experto Ríos, es que la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) no ha realizado suficientes proyectos de exploración, ni buscado mayor inversión extranjera.
Como posible solución ante esta situación, sugiere modificar el marco regulatorio en el país y atraer inversiones extranjeras para intensificar la exploración petrolera.
«El país no tiene inversión de manera directa, lo único que le queda es recuperar producción, exportación para el mercado externo y nacional, tiene que hacer una reforma a la Ley de Hidrocarburos, modificar para que haya interés en la exploración», planteó.
Bolivia produce en la actualidad aproximadamente 40 MMm3d de gas natural, de los cuales 17 MMm3d se destinan al mercado brasileño, 10 MMm3d al mercado argentino y 12,5 MMm3d al mercado interno.
En 2019, el Gobierno boliviano informó por última vez de las reservas de gas del país, cuando se encontraban en 8,95 Trillones de Pies Cúbicos (TCF), y se estima que en 2024 recién se hará un nuevo estudio de cuantificación.
