El promedio de edad que pueden alcanzar los individuos de una determinada población en una época específica se denomina esperanza de vida. Sin embargo, no solo es cuestión de vivir el máximo de años posible, sino de que la vida transcurra con un propósito claro y felicidad.
Melanie Segovia es coach de negocios digitales y especialista en la técnica del Ikigai, un método japonés utilizado no solo para la longevidad, sino también para la motivación vital, el propósito y la pasión por la vida.
El concepto de Ikigai
En un pequeño pueblo en Okinawa, Japón, sus habitantes han mantenido a lo largo de generaciones una esperanza de vida centenaria. En algún momento se les preguntó qué pensaban acerca del por qué la vida en ese lugar es tan duradera. Su respuesta es que la razón principal es que allí todos cuentan con una motivación vital y una misión que les da las fuerzas de levantarse cada día. A este método de vida, ellos lo llaman Ikigai. Esta fue parte de la investigación realizada por Melanie Segovia al notar que, en ese lugar en específico, la esperanza de vida supera los 100 años.
La palabra Ikigai no tiene una traducción literal, pero podría definirse como “la razón de ser”, o “lo que hace que la vida valga la pena vivirla”, o “el motivo de levantarse cada mañana”. Después de haberlo implementado en su propia vida con éxito, Melanie Segovia se ha propuesto ayudar a las personas a descubrir su propósito en la vida, por medio de la técnica del Ikigai.
Encontrar el objetivo de vida y ser feliz en el proceso
Encontrar el propósito de la vida no es fácil. De hecho, si así fuera, muchos de los problemas que la humanidad experimenta actualmente, sencillamente no existirían. Sin embargo, Melanie Segovia deja claro en su web que el Ikigai y la felicidad son dos cosas diferentes. No obstante, cuando alguien tiene la posibilidad de hacer lo que le gusta, encuentra felicidad y satisfacción en el proceso hacia descubrir su razón de vivir. De manera que, aunque son conceptos distintos, están muy relacionados entre sí. La autora plantea que es necesario que las personas se pregunten “¿Con qué actividades se les pasa el tiempo volando?”, “¿Qué les resulta más fácil hacer?”, “¿Cómo se siente bien trabajando?” y “¿Qué les gustaba cuando eran niños?”.
Responderlas con sinceridad y repasarlas mensualmente ayudará a identificar mejor el camino que deben elegir hacia su propósito, aportar algo al mundo y dejar un legado. Finalmente, el Ikigai no solo funcionará para la vida, sino también para los negocios, permitiendo que la satisfacción de tener un propósito en la vida se refleje también en su propio emprendimiento.