«El debilitamiento de las instituciones y la concentración de poder en la Presidencia aumentaron la imprevisibilidad de las políticas y la adopción de bitcoin como moneda de curso legal agregó incertidumbre sobre el potencial de un programa del Fondo Monetario Internacional (FMI) que desbloquearía el financiamiento para 2022-2023», declaró Fitch en un comunicado.
Para la agencia, El Salvador enfrenta mayor riesgo financiero por su creciente dependencia de la deuda a corto plazo, un pago de eurobonos por 800 millones de dólares que vencen en enero próximo y su limitado alcance para financiamiento adicional en el mercado local.
Esta calificación llega poco después de que el ministro salvadoreño de Hacienda, Alejandro Zelaya, negara que el país enfrenta problemas de liquidez.