El índice de precios al consumo subió un 0,6% en enero respecto a diciembre, impulsado por los grandes avances en alquileres, alimentos y energía, según las cifras publicadas hoy. El aumento superó el 0,4% que había previsto Wall Street.
En su tasa interanual, la inflación se disparó hasta el 7,5%, alcanzando su cota más alta desde febrero de 1982. El mercado había esperado que se situase en el 7,2%.
La inflación subyacente, que excluye los precios más volátiles de los alimentos y la energía, también subió un 0,6% en su tasa mensual, mientras que en la lectura interanual escaló hasta el 6%, por encima del 5,5% del mes anterior y su nivel más alto desde agosto de 1982.
Por componentes, el combustible fue el que más subió en enero, con un 9,5% de incremento en enero y del 46,5% interanual. Los costes energéticos en general subieron un 0,9% en el mes y un 27% en el año.
El coste de los vehículos, que ha sido uno de los principales factores de inflación desde que empezó a subir en la primavera de 2021, se mantuvo estable para los modelos nuevos y subió un 1,5% para los coches y camiones usados en enero. Ambas categorías han registrado aumentos respectivos del 12,2% y el 40,5% en los últimos 12 meses.
Los costes de la vivienda, que representan aproximadamente un tercio del IPC total, aumentaron un 0,3% en el mes, lo que supone la menor subida desde agosto de 2021 y ligeramente por debajo del aumento de diciembre. Aun así, la categoría ha subido un 4,4% en el último año y podría mantener las lecturas de inflación elevadas en el futuro.
El coste de los alimentos aumentó un 0,9% en el mes y ha subido un 7% en el último año.
El mercado espera que la Reserva Federal suba los tipos en marzo por primera vez en cuatro años para hacer frente a este repunte inflacionista.