En un proceso judicial sin precedentes en Colombia, la jueza 44 de Conocimiento de Bogotá ha dictado sentencia contra Álvaro Uribe, expresidente entre 2002 y 2010, por delitos que comprometen la integridad de la justicia. Tras más de una década de investigaciones y controversias, la magistrada afirmó que se han demostrado los actos de soborno en actuación penal y la manipulación de testigos, en un fallo que sacude al país y a su clase política.
Una condena histórica para la política colombiana
El juicio contra Uribe se originó en 2012, cuando el senador Iván Cepeda presentó testimonios de exparamilitares que lo vinculaban con la creación de grupos armados ilegales en Antioquia en la década de los noventa. Desde entonces, el caso ha dividido al país entre defensores acérrimos del expresidente y quienes exigían justicia ante las graves acusaciones.
Durante la lectura del fallo, la jueza Heredia afirmó: “El primer soborno en actuación penal en cuanto a la material punible ha quedado acreditado”, marcando un hito jurídico que deja al expresidente en una situación sin precedentes en la historia de Colombia.
El proceso ha sido seguido con atención nacional e internacional por el impacto político que representa, dado el poder e influencia que Uribe conserva incluso después de dejar el cargo hace más de una década.
Una jueza firme frente a presiones y ataques
En sus declaraciones, la jueza destacó el contexto de presión mediática y ataques personales que ha rodeado el proceso. En los días previos al fallo, varios medios de comunicación publicaron columnas e “investigaciones” que cuestionaban su imparcialidad y divulgaban detalles de su vida familiar.
Pese a ello, la magistrada fue clara: “La justicia ha llegado, como debe ser, serena (…) pese a las tormentas de la opinión pública”. Asimismo, reivindicó el papel de las mujeres que han liderado el caso judicial, muchas de las cuales han enfrentado ataques machistas por su rol en el proceso.
La lectura del fallo duró más de siete horas, tiempo durante el cual la jueza presentó uno a uno los hechos, las pruebas y su valoración legal, subrayando que la sentencia no responde a ideologías ni nombres, sino a hechos probados.
Una figura política que divide a Colombia
Uribe ha sido una de las figuras más influyentes de la política colombiana en las últimas décadas. Su condena representa una fractura institucional de gran magnitud, ya que nunca antes un presidente colombiano había sido declarado culpable por la justicia penal.
Durante la audiencia, la jueza reconoció el peso político del expresidente: “A usted, ciudadano Álvaro Uribe Vélez, le reconocemos su presencia, su gallardía y cordialidad”, pero enfatizó que el fallo no fue dictado con rencor ni temor.
El caso simboliza el choque entre poder político y legalidad, y abre un nuevo capítulo en la historia del país sobre la rendición de cuentas y la independencia judicial.