La tensión entre Brasil y Estados Unidos aumenta tras las recientes declaraciones de Donald Trump criticando el desempeño económico brasileño y su amenaza de incrementar los aranceles al acero y aluminio. Este martes, desde una fábrica automovilística en Betim (Minas Gerais), Luiz Inácio Lula da Silva lanzó un claro mensaje al mandatario norteamericano, exigiendo respeto y dejando claro que las amenazas y los gritos no son la vía para resolver las diferencias comerciales entre ambos países.
Lula responde con firmeza a las críticas de Trump
Ante la reciente actitud del presidente estadounidense, Lula ha sido categórico al afirmar que Trump «no gana nada gritando», advirtiendo que él ya ha aprendido a «no tener miedo de las caras feas». El líder brasileño enfatizó además la necesidad de mantener un diálogo tranquilo y respetuoso para resolver los desacuerdos.
«Hable tranquilo conmigo, hable con respeto conmigo que aprendí a respetar y quiero ser respetado», recalcó Lula
Brasil defiende su fortaleza económica frente a EEUU
El presidente brasileño aprovechó para defender con firmeza la solidez de la economía de su país, asegurando que seguirá creciendo pese a las críticas de Trump. Lula mencionó logros recientes como la mayor política tributaria realizada en la historia de Brasil, subrayando que el país continuará generando empleo y reduciendo la inflación.
«Puede estar convencido de que vamos a seguir creando empleo, que la inflación va a bajar, ya hemos hecho la mayor política tributaria de este país de la historia», señaló Lula
Brasil busca igualdad y respeto mutuo
En su intervención, Lula afirmó que Brasil no pretende superioridad ni aceptará inferioridad frente a otras naciones. Su objetivo es mantener relaciones en igualdad de condiciones, lo que considera clave para un respeto mutuo entre Brasilia y Washington.
«Brasil pasó a ser un país respetado. Brasil no quiere ser mayor que nadie, pero Brasil no acepta ser menor. Queremos ser iguales», afirmó el presidente
Aranceles perjudicarán a industrias estadounidenses
Por otro lado, el gobierno brasileño mantiene conversaciones con representantes estadounidenses para frenar la subida prevista de aranceles a las exportaciones de acero y aluminio. Argumentan que las economías de ambos países se complementan y que estas tarifas no sólo dañarán a las empresas brasileñas, sino también a muchas compañías de Estados Unidos que dependen del acero importado desde Brasil.