«Vamos a comenzar a gobernar sabiendo que tenemos que sacar a casi 8.000 militares que ocupan cargos para los que no presentaron concurso. Lo vamos a tener que hacer, no es una cuestión de bravuconería, sino de construir», ha dicho Lula en la sede del sindicato Central Única de los Trabajadores (CUT), en Sao Paulo.
«Tenemos un legado, pero el legado no es lo que hará que se gane las elecciones», ha advertido Lula, quien ya la semana pasada se mostró muy crítico con la fuerte presencia de militares en el Gobierno del presidente, Jair Bolsonaro, a quien acusó de servirse de las Fuerzas Armadas y de los símbolos nacionales para ocultar su falta de proyecto político.
En el encuentro con representantes sindicales, el expresidente brasileño ha vaticinado unas «elecciones complicadas» de cara a la cita de octubre, en la que las encuestas le colocan como máximo favorito.
«No será fácil, no es una guerra que esté ganada, es una guerra que la gente puede ganar», ha dicho Lula, informa el diario brasileño ‘O Globo’.
No obstante, y a la espera de que haga oficial su candidatura, Lula ha asegurado sentirse ahora tan optimista como cuando fue elegido por primera vez en 2002. Como entonces, ha prometido volver a «colocar al pobre en los presupuestos» y defender la cuestión de la soberanía energética, al tiempo que criticaba la privatización Eletrobras y la venta de las subsidiarias de Petrobras.