«La imposición de sanciones unilaterales a la exportación de fertilizantes nos parece grave, pues representa una amenaza a la seguridad alimentaria mundial, especialmente en los países más vulnerables», afirmó en una reunión del Consejo Agropecuario del Sur (CAS), del que forman parte los ministros de Agricultura de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, según recoge una nota del ministerio brasileño.
Añadió que «los fertilizantes no pueden sufrir sanciones, porque si el costo de producción aumenta también sube el precio del alimento producido, y quien más sufre con esa inflación son las naciones que, por razones climáticas, geográficas o económicas, no pueden producir buena parte de los alimentos que consumen».
La ministra consideró que la región debe «tomar la iniciativa y capitanear el debate sobre estos temas», para buscar soluciones conjuntas para minimizar los riesgos para el abastecimiento global.
En ese sentido, como presidenta de la Junta Interamericana de Agricultura, la ministra se comprometió a llevar la «preocupación» por los fertilizantes a la mesa redonda sobre insumos para sistemas agroalimentarios sostenibles de la FAO, que tendrá lugar el próximo 16 de marzo.
El encuentro tendrá la participación del director general de la FAO, Qu Dongyu; de la enviada especial del Secretario General para los Sistemas Alimentarios, Agnes Kalibata; y del director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero.
Se espera que en la reunión, los seis países suramericanos presenten una postura común en contra de que los fertilizantes se vean afectados por las sanciones económicas que vienen siendo aplicadas contra Rusia.
Brasil es uno de los principales productores de alimentos del mundo, pero gran parte de los fertilizantes necesarios para esa producción procede de Rusia, lo que hace temer por un aumento de precios o incluso riesgo de desabastecimiento.