Un incendio desatado en un precario alojamiento de trabajadores fue el detonante que destapó una de las mayores operaciones de esclavitud moderna registradas este año en Brasil. Las autoridades encontraron a más de medio millar de obreros viviendo y trabajando en condiciones extremas mientras levantaban una central de producción de etanol en Porto Alegre do Norte, en el estado de Mato Grosso. El caso ha reavivado el debate sobre la explotación laboral en las regiones agrícolas del país, donde aún persisten graves violaciones a los derechos humanos.
Según detalló el Ministerio de Trabajo, los 563 trabajadores vivían en espacios de 12 metros cuadrados sin ventilación ni climatización, en los que se hacinaban hasta cuatro personas. Tras el incendio que destruyó su alojamiento, muchos de ellos tuvieron que dormir sobre colchones en el suelo, sin acceso garantizado a agua potable ni electricidad, lo que agravó aún más la situación de vulnerabilidad.
Uno de los aspectos más graves fue el reclutamiento engañoso de trabajadores provenientes de estados del norte del país, que fueron captados con promesas falsas de empleo y a quienes se les descontó su primer salario para cubrir gastos de transporte, un patrón que, según los inspectores, presenta “fuertes indicios de tráfico de personas”.
Pese a las evidencias documentadas por los inspectores, la empresa responsable —cuyo nombre no ha sido revelado— manifestó voluntad de cooperar con las autoridades. En un primer acuerdo, se comprometió a cubrir los costes de transporte y alimentación de los trabajadores para su retorno a casa, reembolsar los salarios retenidos y pagar una compensación de 1.000 reales (unos 184 dólares) por persona por los bienes perdidos durante el incendio.
El Ministerio confirmó que los equipos de inspección continúan en la zona para verificar que la empresa cumpla con lo pactado, y para gestionar otras ayudas e indemnizaciones específicas que corresponden a los trabajadores rescatados por haber sido víctimas de explotación.
El caso pone de nuevo sobre la mesa las graves vulneraciones laborales que persisten en sectores vinculados al agronegocio, especialmente en regiones como Mato Grosso, que concentran parte de la producción nacional de etanol. Brasil ha intensificado sus esfuerzos para combatir esta problemática, pero las cifras siguen siendo preocupantes: solo en el primer semestre de 2025, más de 2.000 trabajadores fueron rescatados de condiciones similares en todo el país.
Las autoridades laborales brasileñas advierten que muchos de estos casos quedan ocultos hasta que un evento extremo, como en este caso un incendio, pone de relieve la precariedad que sufren miles de personas. Organizaciones de derechos humanos y sindicatos reclaman mayores controles y sanciones ejemplares para erradicar estas prácticas de forma efectiva.
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