«En defensa de las empresas y de los trabajadores brasileños, y en línea con su tradicional apoyo al sistema multilateral de comercio, buscará, en consulta con el sector privado, defender los intereses de los productores nacionales ante el Gobierno de EEUU», indica un comunicado conjunto de la Cancillería y del Ministerio de Industria y Comercio.
La administración de Luiz Inácio Lula da Silva también señaló que «la nueva medida, como el resto de tarifas ya impuestas a los sectores de acero, aluminio y automóviles, viola los compromisos de EEUU ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) e impactará en todas las exportaciones brasileñas de bienes a los EEUU».
Asimismo, destacó que se mantiene abierto a profundizar el diálogo abierto en las últimas semanas con EEUU para revertir las medidas anunciadas y «contrarrestar sus efectos nocivos cuanto antes», pero también señaló que puede buscar otras vías.
«El Gobierno brasileño evalúa todas las posibilidades de acción para asegurar la reciprocidad en el comercio bilateral, incluyendo un recurso ante la OMC, en defensa de los legítimos intereses nacionales», apunta la nota.
En este sentido, el Ejecutivo puso en valor la aprobación, por parte del Senado, del proyecto de ley de Reciprocidad Económica, que ya está siendo debatido en la Cámara de Diputados.
La administración Lula recordó que el año pasado el superávit comercial de EEUU con Brasil fue de 7.000 millones de dólares sólo en bienes, llegando a 28.600 millones de dólares teniendo en cuenta bienes y servicios, lo que supone el tercer mayor superávit comercial de ese país en todo el mundo.
También recordó que en los últimos 15 años EEUU registró recurrentes superávits, sumando 410.000 millones de dólares, por lo que imponer de forma unilateral un arancel adicional del 10 por ciento, con la excusa de que hay que restablecer el equilibrio y la reciprocidad comercial «no refleja la realidad».
