«El objetivo es la desclasificación de la lista de la Convención de 1961 como estupefaciente y lograr la libre comercialización de la hoja de coca y sus derivados. Esa es la tarea que nos ponemos como Gobierno, haremos una campaña y estamos seguros que países hermanos que comparten el uso de la hoja de coca nos apoyarán», manifestó en La Paz, en su discurso con motivo del Día Nacional del Masticado (acullicu).
El acullico es una práctica tradicional de los campesinos y mineros, que se hizo popular en la sociedad boliviana en la actualidad, como un «energizante» a la hora de realizar actividades laborales que implican gran esfuerzo físico.
La hoja de coca fue ingresada en 1961 en la lista de la Convención de Estupefacientes de la ONU, se prohibió su acullico y hubo controles tanto en Bolivia como en el extranjero para su comercio.
Años después en 2013, en la gestión del expresidente Evo Morales (2006-2019) se logró su despenalización en Bolivia y la autorización para su masticado, por lo que cada 11 de enero fue declarado como el Día Nacional del Acullico.
«Esta hoja de coca tiene muchísimo que dar a la humanidad. Estamos convencidos de que Bolivia puede ser uno de los países fundamentales que impulse su industrialización y que se conozca en el planeta las cualidades de nuestra sagrada hoja de coca», expresó.
La hoja de coca se emplea en la producción de infusiones, harina, pasta dental y posee propiedades medicinales, que pueden ser explotados por la industria farmacéutica.Bolivia tiene como límite de producción 22.000 hectáreas de coca para el consumo interno, pero en 2021 creció en cuatro por ciento, según el informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
En el mundo, Colombia es el principal productor de hoja de coca con 204.000 hectáreas y seguido por Perú con 80.000 hectáreas.