«Desde los distintos ministerios y Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) se está trabajando en base a una planificación de abastecimiento, hubo evidentemente estos días una sobredemanda, pero más allá de eso, sí es muy importante recordar el problema estructural: la caída de la producción petrolera», explicó Prada en conferencia de prensa.
Actualmente, las ciudades bolivianas registran largas filas en gasolineras de conductores y transportistas de servicio público que buscan carburantes, principalmente, para la cosecha de soja y transporte de pasajeros.
«Estamos trabajando para garantizar el abastecimiento de combustible, hemos escuchado las preocupaciones de los diferentes sectores, principalmente, de los agricultores que tienen la cosecha y la próxima campaña agrícola. Vamos a aumentar los niveles de despacho pasando la festividad de Carnaval», aseguró.
El gasto de la importación de diésel y gasolina se duplicó en 2023 de 1.500 a 3.000 millones de dólares, de acuerdo con datos de YPFB.
El 86 por ciento de diésel y el 56 por ciento de gasolina que se consume en el mercado interno de Bolivia es importado, según datos de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), debido a que actualmente se produce sólo una mínima parte de combustibles líquidos.