Hace dos días saltaron las alarmas en EEUU. La crisis de deuda soberana en Europa amenazaba con cruzar el charco. Las fuertes caídas que arrastraban los grandes bancos españoles e italianos en Bolsa, que en algunos casos superaban el 40%, junto con los retrocesos del euro, ponían en peligro las cuantiosas inversiones de los fondos de inversión estadounidenses. Había que hacer algo y lo han hecho.