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La petrolera española demuestra que la inversión privada es necesaria

Repsol convence a Venezuela

El descubrimiento hace unas semanas, en Venezuela, por parte de Repsol de uno de los yacimientos gasísticos más importantes de Latinoamérica vuelve a poner de manifiesto que, a pesar de la cada vez más extensa opinión de que la región tendría que mantener sus recursos, las inversiones privadas son demasiado atractivas y necesarias para los gobiernos locales. Esa es la idea que comentó Carlos Malamud, Investigador principal del Área de América Latina del Real Instituto Elcano de Madrid a este medio. El descubrimiento hace unas semanas, en Venezuela, por parte de Repsol de uno de los yacimientos gasísticos más importantes de Latinoamérica vuelve a poner de manifiesto que, a pesar de la cada vez más extensa opinión de que la región tendría que mantener sus recursos, las inversiones privadas son demasiado atractivas y necesarias para los gobiernos locales. Esa es la idea que comentó Carlos Malamud, Investigador principal del Área de América Latina del Real Instituto Elcano de Madrid a este medio.

Según informó el experto a Americaeconómica.com, a pesar de que el yacimiento “esté en fase de exploración”, su descubrimiento es fundamental para la industria venezolana, que hasta el momento destinaba la mayor parte de su gas a la industria petrolera del país. El nuevo yacimiento podría aportar más recursos al país, que actualmente depende de importaciones como las que posibilita el gasoducto que proviene de Colombia. De todos modos, para Malamud el principal problema del país presidido por Hugo Chávez es cómo transportar el gas. “Chávez ha pedido a Repsol que construya una refinería, pero realmente se debería construir una planta de gas licuado”, que ayudaría al transporte de esta materia.

Tal y como ha señalado la compañía española, el campo podría contener reservas de gas recuperables de entre 1.000 y 1.400 millones de barriles al día. Este descubrimiento demuestra que “aunque en general en Latinoamérica se quiere apostar por la empresa pública” los gobiernos son conscientes “de la necesidad de la inversión privada”, añadió el analista.

Repsol opera junto con la italiana Eni el consorcio descubridor del bloque Cardón IV, el lugar en el que se encuentra el yacimiento, llamado Perla 1X. Para la fase de desarrollo del bloque, la compañía petrolera estatal venezolana PDVSA, adquiriría un 35% en el consorcio, manteniendo Repsol y Eni un 32,5% de participación cada una. A mediados de septiembre, el presidente Chávez ya adelantó el hallazgo por parte de Repsol de una de las mayores reservas gasísticas mundiales, en lo que constituye ya el mayor descubrimiento en la historia de la petrolera. El descubrimiento supone además un soplo de aire fresco para sacar al país del peor registro de producción de los últimos 25 años.

Sin embargo, este tipo de acciones son las que critican cada vez más varios expertos latinoamericanos, que durante las últimas semanas han advertido públicamente a las autoridades del continente que apuesten por la región, antes de vender los recursos a inversores externos. Así se ha manifestado Fernando Estenssoro, académico del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile y organizador del seminario internacional “Energía y medio ambiente: una ecuación difícil para América Latina”, que ha lamentado la “falta de unidad política” del continente para encarar un futuro relevador en el globo.

Esta postura coincide con las afirmaciones de Malamud, que ha comentado el problema entre Argentina, Bolivia y Chile. Según el analista, “Argentina incumplió con los contratos de gas con Chile, y la opción fue que Argentina importase gas boliviano para vendérselo a Chile”. “El problema”, puntualizó, “es que Bolivia no quiere exportar gas a Chile”.

Por su parte, Estenssoro dijo que lo que le sucede a la región es que “no tiene la unidad política suficiente para alcanzar acuerdos que dejen tranquilos a todos los países, que garanticen el acceso a fuentes energéticas a todos los países”. El experto chileno añadió que los problemas políticos tendrían que dejarse de lado para lograr esto. Para Estenssoro, el tema clave de la integración regional pasa por la seguridad energética. Esto es, que no se genere incertidumbre en el abastecimiento pese a los cambios políticos que se den en los países de la región. “Si Latinoamérica tuviera un nivel de integración como el de los europeos, podríamos estar pensando en que no deberíamos tener ese problema», agregó el analista.

Además de las diferencias políticas, existe también la división de opiniones en otras materias. Si bien la mayoría de los países apuestan por la inversión pública, Colombia y Brasil destacan precisa mente por abrirse cada vez más al capital privado.

Leite Siquiera, presidente de la Asociación de Ingenieros de Petrobrás y vicepresidente del Club de Ingeniería del país carioca, indicó que en Brasil se desarrolla desde hace dos años un intenso debate nacional para elaborar la nueva legislación sobre petróleo, con la finalidad de sustituir la actual que fue hecha en la década de los 90, durante la máxima expresión de neoliberalismo en el país, y que se caracteriza por un marcado entreguismo en favor del capital inversionista. Brasil es considerado por Repsol como el principal motor de su producción de petróleo y gas a diez años vista, tras el descubrimiento del campo de Guará.

El panorama en el continente no es alentador, dado que hay riqueza de recursos energéticos, no así una integración de los países para usarlos, comerciarlos y compartirlos. “La integración energética de Latinoamérica es más un deseo que una realidad palpable”, concluyó Malamud.

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