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Brasil ha tomado ventaja sobre EEUU e impulsa la integración en América del Sur

EEUU vs Brasil

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, tiene muy claras cuales son su preferencias en ámbito internacional. Su gira por los países socios del Mercosur, Paraguay, Uruguay y Argentina, secundan el sueño de su predecesor, Lula da Silva. La integración de América del Sur es posible y es, ante todo, rentable. Sin embargo, Brasil, como motor de estas economías, tiene un gran adversario al que enfrentar, EEUU, y su presidente, que ha anunciado una gira similar para marzo, no parece dispuesto a dejarse avasallar. La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, tiene muy claras cuales son su preferencias en ámbito internacional. Su gira por los países socios del Mercosur, Paraguay, Uruguay y Argentina, secundan el sueño de su predecesor, Lula da Silva. La integración de América del Sur es posible y es, ante todo, rentable. Sin embargo, Brasil, como motor de estas economías, tiene un gran adversario al que enfrentar, EEUU, y su presidente, que ha anunciado una gira similar para marzo, no parece dispuesto a dejarse avasallar.

La preponderancia de EEUU sobre las economías latinoamericanas no es tan clara desde hace algunos años. A la fulgurante entrada de China se ha unido el gran crecimiento de Brasil y su conversión en motor económico de la región. Rousseff se ha marcado como objetivo afianzar el nuevo contexto. No en vano, su próxima gira, las primeras visitas que realizará después de asumir el cargo de presidenta, le llevarán a Argentina, Paraguay, Uruguay (socios en el Mercosur) y Perú.

Según anunciaron ambos mandatarios, la presidenta brasileña se reunirá también, en el marco de la cumbre entre los países árabes y una nutrida representación de los latinoamericanos en Perú a mediados de febrero, con Hugo Chávez. Con Venezuela, como ya viene siendo habitual, primarán las conversaciones sobre energía, petróleo primordialmente, y sobre apoyo de Brasil a la inclusión como miembro de pleno derecho de Venezuela en el Mercosur.

Pero esta política de favores mutuos es una estrategia habitual que una economía como la brasileña puede permitirse. Junto con Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay forman el Mercado del Sur (Mercosur). Precisamente sus primeras visitas, a la que habrá que sumarle la cumbre del ASPA en Perú, serán a estos países vecinos, con los que Brasil comparte un mecanismo de integración que ha generado beneficios compartidos.

Rousseff tratará con su homóloga argentina sobre los 22 proyectos conjuntos en los sectores nucleares, espaciales, de defensa, macroeconomía y construcción de obras con los que cuentan ambos países. No se conoce por el momento la agenda de discusiones que la presidenta brasileña llevará a Paraguay y Uruguay. Sin embargo, se especula con que la inflación, una de las preocupaciones principales de los países del subcontinente, centrarán las conversaciones.

Tras cumplir con sus socios del Mercosur, la agenda iba a llevarle a EEUU, pero una noticia inesperada ha alterado el recorrido. Al parecer, pese a haber confirmado el viaje, el Departamento de Estado de EEUU devolvió la llamada al Ministerio de Exteriores brasileño para decir que Obama será quien visite Brasil. Los primeros problemas no han tardado en surgir.

El gobierno de Cristina Fernández está molesto por la exclusión de Buenos Aires del itinerario fijado por el presidente Obama para su primer viaje por Latinoamérica, según recoge la prensa local. Aunque el gobierno norteamericano ha tratado de justificar su agenda, la visita a los líderes clave del continente relega a Argentina, reforzando la primacía de Brasil en el territorio.

Oficialmente se ha restado importancia al hecho de que Buenos Aires no sea una de las paradas de Obama en su primera gira por Latino América. La diplomacia argentina ha remarcado que las relaciones entre los dos países son satisfactorias y, por su parte, la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires se ha apresurado a justificar la exclusión de Argentina en el itinerario del presidente.

Las razones para esta exclusión son variadas. Obama no visitará países que se encuentran inmersos en procesos electorales. De ahí que, al igual que ocurre con Perú, Argentina, cuyas elecciones terminarán en octubre con las presidenciales, haya quedado fuera de la primera visita del mandatario estadounidense. Además, es aún reciente la visita de Arturo Valenzuela, secretario de Estado adjunto para Asuntos de América Latina, al país a mediados del mes de enero.

Se debe tener en cuenta que el presidente debe limitar el número de países que visitará en marzo. En este sentido, Colombia se ha mostrado más comprensiva con los planes de la Casa Blanca. El vicepresidente colombiano, Angelino Garzón, ha minimizado la importancia de que Obama no visite el país y ha afirmado que los presidentes visitan un máximo de tres países, por lo que resulta lógico que algunos tengan que quedar fuera.

Lo cierto es que EEUU ha elegido a Brasil, El Salvador y Chile para realizar la gira de Obama. La elección de Chile, como uno de sus principales socios en la región, parece lógica, mientras que la de Brasil, vista la tendencia del presidente brasileño a concretar políticas con las demás potencias, como ya ha hecho recientemente con China, también parece lógica. La visita a El Salvador, sin embargo, es compleja de interpretar.

En cualquier caso, parece que Obama intenta recuperar el terreno perdido. Después de que América del Sur se le “revelara” como un bloque uniforme, EEUU ha perdido la capacidad de negociación como un actor privilegiado. Ahora debe realizar sus negociaciones con el Mercosur así como con otros mecanismos de integración, algunos de ellos con buen funcionamiento, lo que dificulta acuerdos que beneficiaban principalmente al país norteamericano.

En esencia, ese era el sueño del ex presidente Lula da Silva y el de la mayoría de los mandatarios latinoamericanos, la creación de un bloque de países que negociaran como uno y que, de manera secundaria pero no menos importante, se integraran socialmente. Dilma Rousseff parece decidida a llevarlo a cabo. La importancia de la economía brasileña la convierten en pieza indispensable en este proceso. Por el contrario, hay una generación de mandatarios que han entendido donde está el verdadero poder.

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