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Las infraestructuras marcan las primeras decisiones de Dilma Rousseff

En su primer día de trabajo tras la toma de posesión de la presidencia de Brasil, Dilma Rousseff, ha centrado su actividad en asuntos económicos, como la puesta en marcha de las nuevas infraestructuras. La mandataria planearía entregar a la iniciativa privada la construcción y operación de nuevos aeropuertos en Brasil, según la versión al respecto publicada hoy por los principales periódicos del país. Además, Dilma estudia realizar una Oferta Pública Inicial (OPI) de acciones de la administradora de aeropuertos brasileña, Infraero. En su primer día de trabajo tras la toma de posesión de la presidencia de Brasil, Dilma Rousseff, ha centrado su actividad en asuntos económicos, como la puesta en marcha de las nuevas infraestructuras. La mandataria planearía entregar a la iniciativa privada la construcción y operación de nuevos aeropuertos en Brasil, según la versión al respecto publicada hoy por los principales periódicos del país. Además, Dilma estudia realizar una Oferta Pública Inicial (OPI) de acciones de la administradora de aeropuertos brasileña, Infraero.

El gobierno de Rousseff está dispuesto a conceder a empresas privadas las nuevas terminales de los aeropuertos de Guarulhos (el de mayor tráfico internacional en Brasil) y Viracopos de Sao Paulo, dos de los más importantes del país. La concesión se realizará por veinte años y ya suenan las primeras compañías candidatas. Se trata de las dos mayores firmas aéreas de la nación, TAM y GOL, según ha publicado el diario Folha de Sao Paulo.

Esta iniciativa busca preparar a Brasil para manejar un repunte en el turismo durante los próximos años. Sobre todo, porque Brasil será el anfitrión de la Copa del Mundo de fútbol en el 2014 y de los Juegos Olímpicos en el 2016.

Además, ya en la actualidad los aeropuertos del país están colapsados, en parte porque con la llegada de millones de ciudadanos a la clase media un 20% más de la población ha comenzado a usar por primera vez el avión. De esta forma, alrededor de nueve millones de brasileños realizaron en 2010 su primer viaje en este medio de transporte.

Por lo que Brasil necesita 5.500 millones de reales (unos 2.466 millones de euros) en inversión en 16 aeropuertos que conectarán las doce ciudades que serán sedes de la Copa del Mundo, según se puede leer en un informe elaborado por Infraero. Y el gobierno de Rousseff considera que la compañía pública no podrá manejar todas las inversiones necesarias por sí sola a tiempo.

Los aeropuertos brasileños son administrados actualmente por la agencia estatal Infraero. Esta entidad manera un total de 67 aeródromos del país por los que circulan cerca de 113 millones de pasajeros al año.

La primera decisión económica de Dilma Rousseff es también su primera divergencia con la línea política de su antecesor, Lula da Silva, quien se ha mostrado siempre contrario a las privatizaciones.

A pesar de que el ministro de Defensa de su gobierno, Nelson Jobim, ya le había aconsejado insertar capital privado en los aeropuertos brasileños, da Silva se negó rotundamente por miedo a ser tachado de privatista. Un adjetivo con el que el ala izquierda de su partido, el Partido de los Trabajadores, ha calificado siempre al principal grupo político de la oposición, el socialdemócrata PSDB, que lidera Fernando Henrique Cardoso.

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