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Cristina Fernández suaviza su gestión para acercarse a las clases medias

Ni contigo ni sin tí

La presidenta argentina, Cristina Fernández, realiza desde hace unas semanas una suerte de campaña de lavado de imagen y manos tendidas hacia el mundo en la que el sindicalista Hugo Moyano, tradicional alidado de su esposo, puede convertirse en ‘cabeza de turco’. El fin último parece claro: recuperar, desvinculándose de la izquierda más radical, los votos de la clase media que la elevó al poder. La presidenta argentina, Cristina Fernández, realiza desde hace unas semanas una suerte de campaña de lavado de imagen y manos tendidas hacia el mundo en la que el sindicalista Hugo Moyano, tradicional alidado de su esposo, puede convertirse en ‘cabeza de turco’. El fin último parece claro: recuperar, desvinculándose de la izquierda más radical, los votos de la clase media que la elevó al poder.

Para conseguirlo, a la pretensión de Fernández de firmar un pacto social con empresarios y sindicatos hay que sumarle su actividad diaria, que va desde apoyar a la minería hasta la presentación de un Plan Nacional de Derechos Humanos.

La situación que actualmente vive el secretario general de la CGT, Hugo Moyano, es un reflejo de lo que parece estar buscando la presidenta argentina. Las cartas están echadas. Cristina Fernández, tras el fallecimiento de su marido, Néstor Kirchner, se presentará con toda probabilidad a la reelección en 2011. La política de confrontación con varios sectores del país, que dio resultados electorales con anterioridad, ha dejado paso a una relajación poco usual en Argentina.

Fernández se encuentra en estos momentos inmersa en la negociación de un pacto social con empresarios y sindicalistas con el fin de apuntalar el modelo económico que el Partido Judicialista propugna. Para dicho pacto necesita, como secretario general del sindicato principal, el apoyo de Hugo Moyano. Sin embargo, la figura de Moyano, muy relacionada al peronismo pero principalmente dependiente del ex presidente Néstor Kirchner, fue, tras la muerte de este, vinculada a las elecciones de 2011 al mando del PJ.

Según las últimas encuestas, la presidente Fernández cuenta en la actualidad con los mismos apoyos que ya la llevaron a la presidencia en 2007, algo que, antes de la muerte de su marido, no estaba tan claro. Se especulaba entonces con la posibilidad de que Néstor Kirchner fuese el candidato del PJ a causa del desgaste de Fernández, desgaste del que actualmente se habría recuperado.

La presidenta argentina parece haber abandonado la política de confrontación que venía siguiendo en los últimos tiempos, según los expertos, como estrategia promovida por el propio Kirchner. En las últimas semanas, Fernández a dedicado buena parte de su tiempo a realizar actividades pequeñas pero muy significativas. Ha realizado visitas a fábricas, ha apoyado abiertamente la minería argentina, ha promovido acciones en favor del medio ambiente y, como colofón, ha presentado un Plan Nacional de Derechos Humanos.

Lo cierto es que la política de confrontación parecía estar dando el resultado contrario al esperado. Tras la muerte de Kirchner, la imagen sobre explotada de su luto y este tipo de actividades han sido suficientes para mejorar su posibilidades electorales, lo que la sitúa en primera línea del peronismo de cara a su reelección en las elecciones de 2011.

En este contexto, el líder de sindicato CGT, Hugo Moyano, muy involucrado y activo en el Partido Judicialista, juega un papel importante. Su figura viene asociada a la izquierda más radical, alejada de la moderación que pretende en estos momentos la presidenta de la Republica. Sin embargo, Moyano, su control sobre el sindicalismo nacional, es necesario para firmar el pacto social que Fernández pretende utilizar como escenario para su congratulación con todos los sectores del país.

El pasado de posible candidato del PJ ha podido ser uno de los motivos por los que Moyano ha terminado en los tribunales. Según los medios argentinos, el antiguo camionero esta siendo juzgado por presunto fraude en la gestión de las sedes de la obra social del Estado, gestionadas por los sindicatos. En la actualidad, la imagen del sindicalista está muy dañada por esta cuestión, lo que le ha obligado a ausentarse de la foto de la firma de la agenda para discutir el pacto social con Estado y empresarios.

Según informaciones, el Gobierno habría alentado a la Justicia a avanzar sobre la obra social del sindicato de camioneros. “Con el negro (Moyano) está todo bien. Pero en el nuevo proceso que se viene lo apartamos un poco de nuestro lado, no sé qué hará él. No creo que se vaya de nuestro lado porque puede terminar en cana (cárcel)”, aseguró de forma elocuente un ministro del gobierno argentino durante una reunión de dirigentes peronistas en la residencia del gobernador Scioli.

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