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El nuevo modo

Aprieto económico y político

La industria manufacturera venezolana ostenta ya cuatro trimestres de disminución de su producción. Está técnicamente en fase contractiva desde el tercer trimestre del año pasado.

Industria manufacturera

La industria manufacturera venezolana está técnicamente en fase contractiva desde el tercer trimestre del año pasado. La economía en su conjunto acumula en el primer semestre del año un crecimiento negativo superior a menos uno por ciento. Siendo laxos, está también en fase contractiva. El tercer trimestre de ambas será aún peor que el segundo. O sea, de crecimiento negativo y más intenso. Y lo peor: a pesar de la recuperación de los precios petroleros y su estímulo sobre la demanda agregada interna, el ambiente de negocios y las condiciones para la producción han empeorado notablemente, por lo que ninguna recuperación en el corto o mediano plazos resulta posible. Y que conste, que no son los únicos aprietos económicos.
Julio Rivas, un joven universitario de mi ciudad, apresado arbitrariamente por los cuerpos represivos ‘chavistas’ y depositado en un presidio para reos comunes, ha levantado una nueva y superior ola de protesta estudiantil nacional. Al momento de escribir esta nota, pese a la reciente libertad de Julio, se cuentan más de ciento cincuenta estudiantes universitarios en huelga de hambre en más de cinco grandes ciudades. A cien metros de mi apartamento se encuentra la ya casi mítica Redoma de Guaparo, de Valencia, en la cual Julio realizó su primera huelga de hambre en la pasada Semana Santa y ahora cumplen la suya unos dieciocho estudiantes, todos de un alto nivel de compromiso. La protesta ha generado marchas, vigilias, misiones al extranjero, etc., y cada día cobra mayor entidad. Por lo demás, se prevé nuevas acciones estudiantiles.

En la costa petrolera del Lago de Maracaibo, la burla de Pdvsa, la petrolera estatal, a los trabajadores zulianos, por su reclamo del derecho al trabajo y su bienestar familiar, generó una situación de rabia aún no superada, a pesar del final, por inanición, de su huelga. Pero, a menos de una semana de ello, hoy se habla de plegarse a la estudiantil. La situación local de Ciudad Guayana, el centro obrero metalúrgico y energético del sur, por su origen laboral, genera una situación de alta tensión, en una zona tradicionalmente conflictiva. Así como ésos, podemos contar, con toda precisión, las numerosas acciones que en los últimos meses han tenido como razón el reclamo personal y familiar. Son múltiples, entonces, los aprietos de origen económico y social.

Todo eso sucede en un contexto de instituciones estatales abiertamente colonizadas por el ‘neodictador’, medios de comunicación acosados o cerrados, múltiples boutades internacionales de Chávez, el affaire de Honduras creado por él mismo, una nueva sucesión de punciones económicas, una calle recalentada, etc.

Lo que se avizora –y se va dando poco a poco y espontáneamente- es la articulación y coordinación de las diversas formas de protesta de las víctimas o afectados por la acción del régimen, en el ambiente recalentado señalado. Porque daño es daño, sea por las ovejas negras de las instituciones controladas o compradas por Chávez, llámense Fiscal General o Coronel Benavides; sea por los choros y malandros que le hacen el trabajo de amedrentar a su propia gente, matándolos o cayéndoles a palos; sea por la pésimas políticas económicas o sociales; sea por la ostentación descarada de los múltiples “boliburgueses”; en definitiva, por Chávez y lo que representa.

La acumulación de protestas se da, entonces, por un mismo problema de base: la rabia social por el fraude de gobierno, la conducta violenta del régimen y sus perros de presa para parar la solicitud popular de solución a sus problemas y la intención de imponernos una nueva Cuba en Venezuela con base en la destrucción de la economía y la sociedad.

Condiciones objetivas sobran. Represión y amedrentamiento también. Y créanme, que tal como Julio, la gente ya venció el miedo.

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