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El nuevo modo

Notas para un ensayo

Participo en un esfuerzo, junto con otros valiosos venezolanos, para asumir con seriedad la fase política de transición a la democracia que se inicia con los resultados de las elecciones legislativas del 26 de este mes. Parte del esfuerzo es analítico y prospectivo, para aterrizar en un ingente y permanente trabajo de conducción estratégica. Algunos de los trozos iniciales de lo que estamos produciendo los comparto con ustedes. Participo en un esfuerzo, junto con otros valiosos venezolanos, para asumir con seriedad la fase política de transición a la democracia que se inicia con los resultados de las elecciones legislativas del 26 de este mes. Parte del esfuerzo es analítico y prospectivo, para aterrizar en un ingente y permanente trabajo de conducción estratégica. Algunos de los trozos iniciales de lo que estamos produciendo los comparto con ustedes.

“Son tres las preguntas que desde el seno de la sociedad democrática nacional resultan necesarias a un debate abierto –por democrático y libertario- sobre los ejes estratégicos de la política democrática venezolana de cara a la deseada transición a la democracia: cuáles son la naturaleza y características de la situación política nacional, cuál el blanco político a apuntar y cómo el proceso necesario para el pase de la primera a lo segundo”.

“En lo que toca a este ensayo, las respuestas a las tres preguntas formuladas son sólo válidas, pues, para la sociedad y no para una representación limitada de ella, con errores de definición. Es más, podrían ser causa de antagonismos, conocida la dañina competitividad partidista, que ha caracterizado el sistema político venezolano desde hace años.

La suma de ideas que serán expresadas en este ensayo, entonces, tiene una clientela: todo el que en la Mesa o fuera de ella sienta o piense que tiene algo que aportar en el sentido de una política, su estrategia y dirección, en beneficio de la amplia sociedad democrática nacional para el abordaje de una transición a la democracia”.

“Venezuela no vive un tiempo de normalidad política. Las evidencias sobran. Sin embargo, el régimen basa su pretendida legitimidad en una permanente ratificación por la vía electoral. Eso le otorga un barniz democrático, que debe ser considerado políticamente. Los comicios, en el Socialismo del Siglo XXI no son para la expresión de la voluntad popular, sino un ritual, bajo control, para su permanente “lavado de cara” democrático. Forma parte esencial del “modelo”.

De toda evidencia, el mecanismo natural de expresión política de la ciudadanía se encuentra mediatizado. Frente a esa realidad, corresponden sólo dos actuaciones políticas aceptables: la denuncia y la lucha. Nunca la conformidad. Menos, la legitimación.

Pero, el problema va mucho más allá. La política venezolana se expresa, no en un juego democrático y republicano convencional, sino en un inédito conflicto político nacional, en razón del carácter extremo, excluyente e inconsulto del proyecto oficial. El juego no es, como en la vida democrática moderna, de “suma positiva”, sino de “suma cero”: la ganancia del régimen se define con base en la pérdida total de sus oponentes. No incluye la alternabilidad, por ejemplo. Es, sin duda, un proyecto totalitarista”.

“La realidad de indefinición firme de la posición estratégica de los polos de la vida política nacional, sobre la base de los recursos hasta ahora en juego; el forzoso recurso a la radicalización posible -sin riesgos- en el mundo político oficialista; la conducción voluble, errática y carente de estrategia sostenida de la política opositora y el electoralismo excesivo, sin el recurso a incentivos políticos innovadores hacia los sectores indecisos; la desconfianza mutua entre sectores de bando y bando que eventualmente puedan conformar una nueva mayoría, definen la situación política en la cual nos encontramos”.

Apenas barruntamos ideas para fundar el trabajo por venir. Sobre todo en la Venezuela rentista y clientelar que conocemos –todos tienen una mano abierta para su porción de fiesta petrolera- es imperativo fundar una nación para los tiempos de globalización y competitividad actuales, con una mínima referencia analítica, prospectiva, estratégica y gerencial. Para eso el esfuerzo que referimos.

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