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Los bancos españoles a favor de las nuevas normas de capital bancario, y los estadounidenses en contra

El presidente del Santander, Emilio Botín, en una comparecencia pública se ha mostrado favorable al preacuerdo sobre las nuevas normas de solvencia bancaria alcanzado en Basilea por los responsables de los grandes bancos centrales del mundo. Una opinión que comparten el resto de altos ejecutivos de los bancos españoles -incluidos los de las cajas de ahorro-. Por el contrario, los bancos estadounidenses, liderados por Bank of America, han mostrado su desacuerdo ante la nueva regulación que, según creen, encarecerá los costes de las operaciones de crédito. Algunos observadores señalan que gran parte de la buena posición que mantienen las entidades financieras españolas se deriva de sus filiales latinoamericanas que ya suponen casi la mitad de sus beneficios. El presidente del Santander, Emilio Botín, en una comparecencia pública se ha mostrado favorable al preacuerdo sobre las nuevas normas de solvencia bancaria alcanzado en Basilea por los responsables de los grandes bancos centrales del mundo. Una opinión que comparten el resto de altos ejecutivos de los bancos españoles -incluidos los de las cajas de ahorro-.

Por el contrario, los bancos estadounidenses, liderados por Bank of America, han mostrado su desacuerdo ante la nueva regulación que, según creen, encarecerá los costes de las operaciones de crédito. Algunos observadores señalan que gran parte de la buena posición que mantienen las entidades financieras españolas se deriva de sus filiales latinoamericanas que ya suponen casi la mitad de sus beneficios.

Las entidades españolas por su parte creen que lo acordado en Suiza no les va a suponer un gran quebradero de cabeza, ya que según los números publicados y el regulador bancario español, ya cumplen con los requisitos exigidos.

Pesos pesados como el banco que preside Emilio Botín, BBVA o La Caixa ya superan el nuevo listón exigido, y no es casualidad que el presidente del Santander e Isidro Fainé hayan dicho hoy que lo acordado en Basilea es “positivo”. En cuanto a las entidades españolas que no alcanzan estos límites, actualmente están inmersas en reestructuraciones precisamente para cumplirlos. Además, hay tiempo: hasta 2019.

El presidente del Santander ha dicho también que la nueva normativa conseguirá mejorar la calidad de los recursos propios, aumentar las cargas de capital para las actividades de mayor riesgo y armonizar internacionalmente definiciones y ratios para que el mercado pueda conocer mejor y comparar la solvencia de las entidades. “Es una reforma importantísima y de gran calado. Posiblemente la más significativa para el sistema financiero internacional en muchas décadas”, ha señalado.

También Isidro Fainé, presidente de la CECA y de La Caixa, ha asegurado esta mañana en una rueda de prensa destinada a presentar los resultados de las cajas, que Basilea III no sólo permitirá reforzar el capital, la liquidez y la transparencia de las entidades, sino que la norma contempla un plazo suficiente para adaptarse y “hacer las cosas bien”.

En sentido contrario se encuentran los bancos de EEUU, liderados por Bank of America Corporation (BAC). Todo parece indicar que el sector bancario estadounidense tendría que vender activos para lograr cumplir los requisitos exigidos. De hecho, ya puso en práctica esta estrategia hace unos meses, cuando vendió su filial mexicana al Banco Santander.

El director financiero de BAC, Brian Moynihan, ha reconocido que la entidad reducirá sus beneficios debido a la nueva regulación. Según Moynihan, las unidades más castigadas serán las vinculadas a otorgar crédito, pues se encarecerán los servicios. La tasa que cobrará el uso de la tarjeta de crédito, por ejemplo, aumentará sustancialmente. BAC, según han reconocido sus propios responsables, tendrá que reducir el valor de su negocio de tarjetas de crédito a 7.000 millones de dólares (5.417 millones de euros) desde los 10.000 millones de dólares (7.738 millones de euros) cuantificados en el tercer trimestre del año. A finales de 2011 la entidad -primera por capitalización bursátil en EEUU- perderá 5.000 millones de dólares (3.869 millones de euros) en beneficios en relación al mismo período de este año.

Las quejas de Bank of America no son novedosas. Según los expertos del sector consultados por Americaeconomica.com, la nueva regulación encarecerá los costes de las operaciones. “[Con las nuevas normativas aprobadas] los bancos seguirán haciendo lo mismo, pero tendrán que pagar más por ello, y eso resultará en que el ciudadano de a pie será el mayor perjudicado”, afirmó Marc Von Rohr, fundador del fondo de inversión suizo New Trend Capital Management, cuyas operaciones están vinculadas mayoritariamente a la economía estadounidense. Otra fuente, que no quiso ser identificada, suscribió estas informaciones, alegando que tanto la reforma bancaria de Barack Obama como la de Basilea III tendrán un efecto similar: encarecer las operaciones de préstamos.

Pero las entidades estadounidenses no se encuentran solas frente a Basilea III. Las cajas alemanas tampoco han recibido con mucho agrado las nuevas normas. Los ‘landesbanken’ consideran que los plazos para su aplicación son demasiado cortos, a pesar de que los requisitos no empezarán a entrar en vigor antes de 2013 y no se exigirán de forma completa hasta 2019. “La delegación de Alemania, obviamente, no tuvo éxito para materializar las peticiones del sistema bancario alemán, especialmente en relación con las participaciones sin voto”, ha afirmado hoy Karl-Heinz Boos, presidente de la Asociación de Bancos Públicos Alemanes (VOEB), según recoge la agencia Dow Jones.

Con la unidad que caracterizaba a la banca internacional resquebrajada, ahora sólo queda saber dónde se posicionarán los restantes grandes bancos europeos.

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