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Diplomacia

México y EEUU comienzan una nueva era con la administración de Biden

"De todas las promesas de campaña hechas por Biden, la que despierta mayor expectativa es la intención de las puertas a la naturalización de 11 millones de personas indocumentadas".

Frontera México EEUU

La relación de México con EEUU comienza una nueva etapa con la administración de Joe Biden, centrada en temas de migración, combate al narcotráfico, compromisos comerciales y de inversiones.

«De todas las promesas de campaña hechas por Biden, la que despierta mayor expectativa es la intención de las puertas a la naturalización de 11 millones de personas indocumentadas», más de la mitad de origen mexicano, dijo a Sputnik el investigador del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (Cialc), Mario Vázquez Olivera, de la Universidad Autónoma de México (UNAM).

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, expresó durante la toma de posesión de Biden que espera el cumplimiento de sus promesas de una reforma migratoria, inconclusa durante la administración de Barack Obama (2009-2017).

«Biden ofreció llevar a cabo una reforma migratoria y espero que cumpla con ese ofrecimiento», expresó el jefe de Estado mexicano.

Por su parte, el profesor doctorado en Estudios Latinoamericanos por la UNAM anticipa que «la relación bilateral va a cambiar mucho, no solo en migración, pero es un punto importante desde que México presentó en 2019 su Plan de Desarrollo Integral (PDI), para enfrentar el problema migratorio en sus raíces».

UN PROYECTO PENDIENTE

El plan fue construido con asesoría de la Comisión Económica para América Latina, dirigido al sureste mexicano y al llamado Triángulo Norte centroamericano: Honduras, El Salvador y Guatemala.

«No creo cometer ninguna indiscreción diciendo que el presidente Biden me dijo que va a destinar 4.000 millones de dólares en apoyo a los tres países de Centroamérica; esto va a ayudar mucho», dijo López Obrador el fin de semana pasado al revelar el contenido de su llamada telefónica con el nuevo gobernante estadounidense.

El historiador señala que con la administración del presidente Donald Trump (2017-2020) el apoyo al PDI nunca llegó.

En efecto, la reforma fue impulsada por Obama, cuando Biden se desempeñó como vicepresidente, pero fracasó en su búsqueda de los votos necesarios, por la negativa tajante del Partido Republicano, que se convirtió en abierta xenofobia y racismo en la era Trump.

El problema es que la inmigración divide mucho a la sociedad y al Congreso estadounidense, y México también se niega a mantener cerradas sus fronteras porosas, ante los crecientes éxodos hacia EEUU de poblaciones que huyen de la pobreza y la violencia.

El autor de libro «México ante el conflicto centroamericano» (UNAM, 2017) comenta a esta agencia que «no está dicho abiertamente, pero se asume que el compromiso de México es mantener su política migratoria restrictiva, que quedó de manifiesto en su rechazo a la reciente caravana» de unos 5.000 migrantes, que fueron contenidos por la fuerza en Guatemala.

PRÓXIMA BATALLA

El Partido Republicano ha jurado oponerse a la iniciativa en el Congreso, y todavía despliega la bandera de batalla de Trump de construir un muro en los 3.200 kilómetros de frontera común.

Los demócratas necesitan 60 votos en los 100 asientos del Senado y solo tienen 50, más el voto de la vicepresidenta Kamala Harris.

«La apuesta del presidente López Obrador es que al cumplir su proyecto del PDI con apoyo de EEUU cumple también con su compromiso en materia migratoria», comenta el profesor Vázquez Olivera.

Las otras aristas problemáticas de la relación apuntan a la cooperación contra el narcotráfico «que ha sido empañada a raíz del caso del general Salvador Cienfuegos».

El académico señala que es inédita la acusación del presidente mexicano a la agencia antidrogas de EEUU (DEA, en inglés) por haber, supuestamente, «fabricado las pruebas» para imputar de narcotráfico y lavado de dinero al exsecretario de Defensa, general Cienfuegos (2012-2018).

El alto jefe castrense fue detenido en octubre pasado en la ciudad estadounidense de Los Ángeles, pero tras una negociación bilateral le fueron levantados los cargos en EEUU para que fuera repatriado e investigado en México.

Sin embargo, la fiscalía mexicana decidió exonerarlo con respaldo del presidente, que además publicó el expediente que recibió del Departamento de Justicia estadounidense, que lo consideró como una violación de los acuerdos bilaterales.

El experto indica que es muy temprano para saber hacia dónde apuntará la reacción de Biden en ese tema, porque falta el nombramiento de muchos funcionarios de las agencias de seguridad y de la comunidad de inteligencia.

«Al desafiar a la DEA, López Obrador jugó una carta que parece ganadora», sugiere el académico.

Vázquez Olivera menciona que el líder de la izquierda nacionalista mexicana siempre ha alabado mucho a Franklin Delano Roosvelt (1933-1945), emblema del Partido Demócrata.

«Allí puede presentarse una empatía con la política de recuperación económica de Biden, con su seguro de desempleo y la restructuración del sistema médico promovido por Obama», indica el historiador.

El mismo López Obrador pronosticó que «serán buenas las relaciones» por el bien de ambos países.

Si el polifacético líder mexicano pudo sortear con habilidad las agresiones Trump, el analista no descarta una nueva esgrima para entenderse con Biden.

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