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Elecciones

La campaña electoral arranca en Venezuela entre la euforia chavista y el boicot opositor

"En Venezuela nos estamos preparando para unas elecciones en paz", subraya Maduro.

simulacro de votación en Venezuela por parte del CNE

La campaña para las elecciones parlamentarias en Venezuela arranca este martes marcada por el boicot de los principales partidos de la oposición, insatisfechos con las reglas del juego planteadas por un chavismo que se encamina sin rivales de entidad hacia una victoria que le permitiría recuperar el control de la Asamblea Nacional.

El Parlamento unicameral venezolano está controlado por la oposición desde los comicios del 6 de diciembre de 2015, si bien ‘de facto’ la Asamblea no tiene poder, después de que tanto el Gobierno de Nicolás Maduro como las instituciones afines, entre ellas el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), le hayan intentado quitar legitimidad en estos últimos años.

Cinco años después de esa cita, el 6 de diciembre de 2020, los venezolanos están llamados de nuevo a las urnas para renovar una cámara que tiene a día de hoy como principal exponente a su presidente, Juan Guaidó, reconocido por medio centenar de países como el jefe de Estado legítimo de Venezuela tras las controvertidas elecciones presidenciales de 2018.

En dichos comicios, Maduro se impuso sin rivales de peso, algo que previsiblemente logrará en poco más de un mes el Partido Socialista Unido de Venzuela (PSUV) y otras formaciones afines, agrupadas en el Gran Polo Patriótico. No en vano, se han presentado más de 14.000 candidatos de algo más de 100 partidos para ocupar alguno de los 277 escaños en juego, pero entre estos aspirantes no habrá ningún nombre relevante para la oposición mayoritaria.

«En Venezuela nos estamos preparando para unas elecciones en paz. Avanzamos en la consolidación de un poderoso movimiento obrero, con la integración de las fuerzas sociales del bloque histórico y en la unidad, sin descuidar la protección de la salud del pueblo», ha resaltado Maduro en su cuenta de Twitter, en un mensaje previo al arranque oficial de la campaña.

El Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado también por el chavismo, ejerce de árbitro en todo este proceso y ha defendido su transparencia, poniendo como ejemplo el simulacro celebrado hace algo más de una semana y que sirvió también como pulso para ultimar las medidas sanitarias a tener en cuenta para que la votación no derive en un repunte de casos de coronavirus.

La presidenta del CNE, Indira Alfonzo, ha adelantado en una entrevista en televisión que habrá un segundo simulacro, para el que todavía no hay fecha: «La noticia la vamos a dar lo antes posible para evitar cualquier situación que esté cerca del 6 de diciembre, ya que es un mes que va transcurrir con mucha velocidad, con mucho dinamismo, así que tenemos que cuidar cada detalle».

LA OPOSICIÓN, POR SU CUENTA

Parte de la oposición política, encabezada por el excandidato presidencial Henrique Capriles, lanzó a finales de verano un último intento para lograr unas elecciones con garantías que pudiesen ser reconocidas tanto por la disidencia interna como por la comunidad internacional. La UE intercedió en busca de un aplazamiento con el que poder buscar un mínimo consenso.

Sin embargo, Maduro siempre se ha negado a dicha prórroga y Guaidó ha lanzado un último órdago en forma de consulta popular, convocada en principio entre el 5 y el 12 de diciembre y aún por concretar. En palabras de Guaidó, la consulta representa «la acción contra el fraude y por elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y verificables».

«Es un éxito de resistencia de nuestra sociedad, un testimonio de lucha en el que todos debemos participar», declaró el aún presidente de la Asamblea Nacional este fin de semana en su cuenta de Twitter, ajeno a las burlas de un Maduro que ha criticado en estas últimas semanas dicha consulta por considerar que no será válida.

El arranque de la campaña llega también precedido por la huida de Venezuela del opositor Leopoldo López, que la oposición ha intentado exponer como un ejemplo de la falta de control que el Gobierno de Maduro tiene dentro de un país que vive sumido desde hace años en una concatenación de crisis, a la que ahora se añade la pandemia de COVID-19.

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