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América en foco

Hasta que el puente nos separe

Y llegó el día tan esperado por Uruguay y Argentina la Corte Internacional de La Haya falló sobre el ‘caso Papelera Botnia’, desnudó incapacidades mutuas en el diferendo Argentina Uruguay, mostró anarquías internas , a la que hay que sumarle un pobre y poco efectivo papel de la Cancillería Argentina, a la vez que dejó en claro las deficiencias del Bloque Mercosur, del cual nos hemos cansado de calificarlo como una entelequia. Y llegó el día tan esperado por Uruguay y Argentina la Corte Internacional de La Haya falló sobre el ‘caso Papelera Botnia’, desnudó incapacidades mutuas en el diferendo Argentina Uruguay, mostró anarquías internas , a la que hay que sumarle un pobre y poco efectivo papel de la Cancillería Argentina, a la vez que dejó en claro las deficiencias del Bloque Mercosur, del cual nos hemos cansado de calificarlo como una entelequia.

La Corte Internacional dictaminó que Uruguay violó el tratado bilateral del río, al autorizar la construcción de la papelera sin consultar con su hermano rioplatense, sin embargo, Argentina no consiguió probar que la papelera produce contaminación y otros perjuicios.

El fallo es inapelable y por lo tanto debe ser acatado al momento.

En el concierto internacional cualquier país que se precie de ser serio, demuestra, respeto a los dictámenes que lo implican, aunque le hayan sido desfavorables, no hay situación por más extrema que parezca que justifique la negación del fallo por parte de los Estados comprometidos ni de sus ciudadanos. Menos aún en el caso del Gobierno argentino y los habitantes de la ciudad de Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos, los que en una actitud poco democrática fueron los responsables del bloqueo fronterizo en el Puente Internacional General San Martín, interrumpido en forma permanente desde el año 2006, además de ser los promotores de la apelación a la Corte de La Haya. Cortar puentes o carreteras de uso público es un delito federal y más grave si se trata como en este caso de una vía de comunicación internacional, cabe destacar que en su momento el Gobierno argentino fogoneó la actitud de los habitantes de Gauleyguaychú, y que al decir de muchos, ahora, lo ven como un uso político de la actual administración Kirchner.

Ha quedado claramente demostrado el fracaso de ambas Cancillerías y las respectivas conducciones políticas, que no fueron capaces de actuar con eficacia en el diferendo. No pudieron acordar y resolver el problema en la instancia política, ni aun cuando se trata de países hermanos unidos por historias, culturas e intereses comunes.

Brasil, Paraguay y Uruguay, ya han adelantado proyectos concretos de radicación de plantas papeleras, por lo que es inminente la extensión del debate a otros espacios de la región, así, se potencia no sólo el incumplimiento del Tratado del río Uruguay, sino la muestra cabal de que el bloque Regional no ha conseguido instituciones supra-nacionales, con poder legislativo y autoridad de aplicación, que den un marco determinante a estas disputas regionales.

Esto ha quedado demostrado en varios otros rubros del quehacer social y económico de las naciones que forman parte del Mercosur. La dirigencia política no ha sincerado un convencimiento real de la cultura de la regionalización y las decisiones necesarias para su aplicación concreta, al momento surgen nubarrones es así que el candidato de la oposición a la presidencia de Brasil José Serra -que marcha primero en las encuestas- criticó la conveniencia del Mercosur y desmereció la participación de su país, en un proyecto que carece de efectividad y que de Bloque Regional sólo tiene su sigla.

No hay duda que es inminente y por demás necesario el profundizar el análisis del Bloque y sus instituciones comunes, para que se constituyan en un real y contundente denominador común de la asociación regional. Como existe hoy, no está a la altura de las demandas regionales, frente a un mundo que avanza rápidamente hacia organizaciones continentales.

La creación de un Comité del Medio Ambiente del Mercosur, con efectivo poder supra-nacional, podría suavizar y resolver los cruces de opiniones e intereses entre los socios del grupo, sin necesidad de apelar a la Corte mundial.

El suceso del río Uruguay desnudó crudamente los desbordes anárquicos internos y la incapacidad política de ambos gobiernos y sus Cancillerías como para afrontar este desmadre. En éste y otros rubros se repetirán fricciones en el lógico devenir del Bloque Regional, es de esperar que con el tiempo el puente vuelva a unir lo que hasta hoy, separa.

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