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Citricultura

Una enfermedad terminal amenaza a la producción de cítricos en Centroamérica

Centroamérica dedica a la citricultura 703.900 hectáreas en manos de unos 129.000 productores.

Huanglongbing

El huanglongbing (HLB), una devastadora e incurable enfermedad que afecta a los cítricos, golpea a Centroamérica, una región que obtiene 866 millones de dólares al año de este sector que deberá aprender a convivir con este mal, dijo un experto a la AFP. «Una vez llega el HLB, lo que hay que hacer es aprender a convivir con la enfermedad», explicó a la AFP Xavier Euceda, coordinador del programa de combate a esta enfermedad del Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (OIRSA).

Centroamérica dedica a la citricultura 703.900 hectáreas en manos de unos 129.000 productores.

El cultivo de cítricos, que genera 335.000 puestos de trabajo en la región, atiende la demanda local y surte de productos para exportación a Estados Unidos, Europa y África.

El Salvador declaró emergencia fitosanitaria la semana pasada por la presencia del mal, y ahora toda Centroamérica enfrenta la amenaza de esta enfermedad que tiene por efecto secar los árboles.

Dura convivencia

«Biológicamente no podemos decir que vamos a erradicar totalmente la enfermedad de toda Centroamérica porque no es posible», admitió Euceda, un experto que en los últimos cinco años ha coordinado los esfuerzos para lidiar con el HLB, un mal originario de Asia y conocido como enfermedad del dragón amarillo.

Solo existen dos formas de transmisión del HLB: a través de un insecto vector o por injerto de yemas infectadas.

Los síntomas son visibles en la planta entre seis y 12 meses después de la infección.

Los daños que produce son disminución del nivel de azúcar de frutos, aumento del nivel de acidez, y disminución del tamaño y alteración del color y forma de la fruta, con la consiguiente reducción del contenido de jugo y su impacto en la calidad de la producción.

Efecto dominó

La enfermedad es identificable porque las hojas y frutos quedan moteados. La planta, cuyo rendimiento se ve afectado, muere en un lapso de dos a seis años, explicó Euceda.

La propagación de la enfermedad tiene que ver con el cambio climático, señaló.

Para atenuar el impacto económico del problema, OIRSA capacita a los citricultores de la región para que atiendan las plantaciones «con mayor disciplina» y estén atentos a fertilizar a tiempo, podar y revisar la calidad del suelo, dijo Euceda.

Los primeros países en avistar la presencia de huanglongbing fueron Belice y Honduras en 2009. En 2010 se propagó a Guatemala y Nicaragua, y en 2011 llegó a Costa Rica.

La expansión no se detuvo, y en 2016 fue detectada en la provincia Bocas del Toro, en Panamá, según los registros de OIRSA.

Los países han hecho esfuerzos por diversificar la producción e instalar nuevos montes frutales, para el caso de Guatemala en limón Persa, Honduras se ha enfocado en la naranja de Valencia y piña, y El Salvador ha centrado su esfuerzo en producir diferentes tipos de mandarina.

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