La recesión de su PIB en el segundo trimestre del año contrasta con el crecimiento de un primer trimestre y todo apunta a que se extenderá durante lo que resta del ejercicio hasta, por lo menos, el año que viene. Además, el país sudamericano mantiene los tipos de interés más altos del mundo.
La economía argentina sufrió la mayor contracción de los últimos cuatro años durante el segundo trimestre de este año al registrar una caída del 4,2% que contrasta además con el crecimiento de un primer trimestre en el que el Producto Interior Bruto (PIB) avanzó un 3,9%.
Y lo peor de todo para el país que preside Mauricio Macri es que todo apunta a que no se trata de un fenómeno coyuntural ya que si bien causas como la sequía histórica se ha hecho notar sobre la cosecha de soja; la mayoría de factores no tienen ese carácter estacional, como es el caso de las subidas de tipos de interés del Banco Central argentino.
Así, éstos permanecen en tipos históricos de un 40%, la tasa más alta del mundo, para hacer frente a un hundimiento de la moneda que, después de caer un 30% en dicho segundo semestre de 2018, tampoco acaba de resolverse.
Ni tan siquiera después de que el Gobierno macrista también haya recurrido a la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) con el que negoció una línea de crédito de 50.000 millones de dólares que, pese al escaso tiempo transcurrido, ya está renegociando.
Con todo, el ministro de Economía argentino, Nicolás Dujovne, estimó esta misma semana que en el conjunto del año la recesión del PIB no será mayor a un 2,4% y a un 0,5% en el próximo ejercicio. Unas previsiones que han sido acogidas con escepticismo por el conjunto de los analistas financieros.
