El nuevo presidente colombiano también se enfocó en su discurso de investidura en la lucha contra la corrupción, prometiendo castigos más severos, y la «reactivación económica» mediante el alivio tributario a las empresas que generen empleos.
Tras su elección en segunda vuelta el pasado 17 de junio, Iván Duque Márquez, del partido Centro Democrático, fue envestido como el sexagésimo presidente de Colombia con la promesa de endurecer la política de paz de su antecesor, y marcando un implícito tono confrontacional con el Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.
Un tono que contrastó con las referencias a la política interna ya que Duque invitó a lo largo de su discurso a la unión de todo el país: «No más divisiones de izquierda y derecha: somos Colombia. No más falsas divisiones entre neoliberales y socialistas: somos Colombia. No más divisiones entre ismos: somos Colombia, dijo.
Además, planteó una serie de soluciones a lo que a su juicio son los problemas del país y adelantó que su Ejecutivo impulsará el emprendimiento y la búsqueda de la equidad, a través de la atención de la población discapacitada y las minorías, de la mejora de las condiciones de los adultos mayores, de una reforma de las pensiones y del desarrollo de la cultura, del deporte y de la educación.
También se enfocó en la lucha contra la corrupción, prometiendo castigos más severos, y la «reactivación económica» mediante el alivio tributario a las empresas que generen empleos.
Sin embargo, este aparente tono conciliador contrastó con el discurso muy crítico con Santos del presidente del Senado, Ernesto Macías, quien se concentró en atacar al Gobierno saliente de Juan Manuel Santos, ya que según Macías, deja un panorama oscuro para el país.
Y, desde luego, Duque no da señales de querer seguir la senda de Santos en una materia tan significativa como las negociaciones con los grupos armados que aún persisten en el país. Así, anticipó que impondrá nuevas condiciones de diálogo al Ejercito de Liberación Nacional (ELN), la última guerrilla reconocida oficialmente en Colombia.
Además, Duque, considerado delfín del ex mandatario y senador Álvaro Uribe, atacó el proceso negociador desarrollado bajo el liderazgo de Santos al asegurar que trabajará para acabar con las «divisiones falaces entre amigos y enemigos de la paz», tras años de polarización causados, en su opinión, por la política de su antecesor.
Finalmente, Duque sin mencionar directamente a Maduro, afirmó que promoverá «la defensa de los valores democráticos» y el rechazo y denuncia de «cualquier forma de dictadura en el continente americano» para lo que apuntó que su país estará «en todos los escenarios internacionales defendiendo la Carta Democrática Interamericana».
