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Desde 1958 a 2018, la palabra "FMI" entre los argentinos no goza de especial popularidad.

Argentina llora el retorno del FMI: 60 años de relación tormentosa

Manifestación en contra del Corralito

El presidente de Argentina, Mauricio Macri, anunció este martes que solicitará un rescate de 30.000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional. Una petición de ayuda con la que trata de evitar posibles problemas de financiación y que el país entre en falta de liquidez.

El presidente de Argentina, Mauricio Macri, anunció este martes que solicitará un rescate de 30.000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional. Una petición de ayuda con la que trata de evitar posibles problemas de financiación y que el país entre en falta de liquidez. Desde la Casa Rosada insisten en que no hay motivos para preocuparse. Sin embargo, los argentinos temen una vuelta a su pasado más tormentoso.

El 3 de diciembre de 2001, el presidente Fernando De la Rúa decretaba el «corralito» en Argentina. La punta del iceberg de un problema que se había ido gestando durante los años anteriores. El Ejecutivo argentino había pactado a finales del siglo XX un «blindaje» con el FMI con el objetivo de mantener la conversión entre el peso y el dólar.

Ese blindaje (de 40.000 millones de dólares) estaba compuesto por tres líneas de crédito y por exigencias del FMI, como la reducción del gasto público y el déficit fiscal, entre otras medidas. El Fondo Monetario Internacional jamás desembolsó la tercera parte de ese crédito antes las evidencias de que Argentina no podría cumplir con sus exigencias. Los depósitos huyeron del país y la Navidad de 2001 llegó con la peor crisis económica de la historia de Argentina.

Aquellas imágenes quedaron grabadas en la retina de medio mundo, y en los bolsillos de los argentinos. El país se sumió en una profunda depresión que solo pudo solventar cuando el presidente Néstor Kirchner en 2006 cuando logró eliminar el déficit (deuda de 9.800 millones con el FMI), en gran medida por las exportaciones de materia prima.

No obstante, la de 2001 no ha sido la única vez que los argentinos han padecido las políticas de ajuste recetadas desde el Fondo Monetario Internacional. En 1958, el presidente ArturoFrondizi recibió la ayuda de este organismo a cambio de reformas como el recorte en la plantilla de empleados públicos, en sus salarios, la privatización de empresas públicas y la paralización de obras financiadas por el Estado.

La dictadura militar de Jorge Rafael Videla también recibió créditos procedentes del FMI, así como el gobierno de Carlos Menem en los años 90. Una década final de siglo que fue la gran detonante de la crisis de 2001.

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