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Paraguay formaba parte por primera vez de la competición de la Berlinale en sus 68 años de historia.

«Touch Me Not» gana el Oso de Oro y Paraguay hace historia en la Berlinale

Touch Me Not

La rumana «Touch Me Not», una exploración sobre la intimidad de Adina Pintilie, se alzó este sábado con el Oso de Oro a la mejor película de la Berlinale, en una edición en la que Paraguay hizo historia con «Las herederas«, de Marcelo Martinessi, que ganó dos premios, entre ellos el de mejor actriz para Ana Brun.

El film de la cineasta rumana, una de las propuestas más radicales del festival, que aborda la sexualidad de distintas personas con problemas tanto físicos como psicológicos, había dividido a la crítica. Sin embargo, fue el prerido del jurado de la competición oficial, presidido por el director, actor y compositor alemán Tom Tykwer («Corre Lola Corre») y del que también formó parte, entre otros, el ex director de la Filmoteca Española Chema Prado.

«Queremos que el diálogo que propone ‘Touch Me Not’ salga de aquí al mundo», dijo Pintilie al recibir el galardón durante la gala en el Berlinale Palast, sede central del certamen. La directora se convirtió ayer en la segunda mujer consecutiva en alzar el Oso de Oro tras el que recibió la húngara Ildikó Enyedi en 2017 por «On Body and Soul».

Por su parte, el Gran Premio del Jurado fue para «Twarz», de Malgorzata Szumowska, ganadora del Oso de Plata al mejor director en 2015. El film cuenta la historia de un joven amante del thrash metal que se convierte en el monstruo de su pueblo cuando es sometido a un trasplante de cara tras un accidente y ha sido descrito por su directora como una metáfora sobre la conservadora Polonia actual. 

El Oso de Plata al mejor director fue para el estadounidense Wes Anderson por su segunda incursión en la animación, «Isle of Dogs», una original fantasía animada sobre una pandilla de perros abandonados ambientada en Japón. Este es el segundo galardón que otorga el festival al estadounidense, quien ya se llevó el Gran Premio del Jurado en 2014 por «The Grand Budapest Hotel».

Ante su ausencia, subió a recibirlo al estrado Bill Murray, que presta su voz a uno de los perritos. «Nunca pensé que trabajaría como perro y volvería a casa con un oso», dijo el actor de películas como «Groundhog Day» con su habitual humor. «¡Ich bin ein Berliner Hund!» («¡Soy un perro berlinés!»), exclamó parafraseando en parte la famosa frase de John F. Kennedy pronunciada en Berlín Occidental en 1963.

Por su parte, el joven francés Anthony Bajon fue distinguido con el Oso de Plata al mejor actor por interpretar a un joven adicto a las drogas que busca reencauzar su vida en una clínica de desintoxicación en «La priere», del francés Cédric Kahn.

Paraguay, que formaba parte por primera vez de la competición de la Berlinale en sus 68 años de historia y que, además, cuenta con una filmografía muy escasa, hizo historia al alzar dos premios: el de mejor actriz para Brun y el Alfred Bauer para películas que abren nuevas perspectivas. El viernes ya había recibido el FIPRESCI de la crítica internacional.

«Queremos agradecer mucho a la Berlinale. Somos de una sociedad muy conservadora y si estamos abriendo mentes en Paraguay con esta película ya será mucho», dijo Martinessi sobre su película, que refleja la decadencia económica de una pareja de mujeres de clase alta de unos 60 años en Asunción cuyas vidas se ven trastocadas cuando una de ellas es ingresada en prisión.

Paraguay no fue el único país latinoamericano en llevarse un premio a casa: la mexicana «Museo», de Alonso Ruizpalacios, que recrea el escandaloso robo de valiosas piezas prehispánicas del Museo Nacional de Antropología e Historia de Ciudad de México en 1985, protagonizada por Gael García Bernal, se quedó con el Oso de Plata al mejor guión, escrito por el director y Manuel Alcalá.

De esta forma, las únicas dos representantes latinoamericanas de las 19 películas a concurso en esta edición, descrita como una de las menos emocionantes en la historia del festival por sus asiduos y de la que formaron parte menos estrellas que otros años, no se irán a casa con las manos vacías. Sí lo harán las cuatro representantes en competencia del país huésped, entre ellas «Transit» de Christian Petzold («Phoenix»).

La Berlinale se celebró este año bajo la estela del movimiento #MeToo y las denuncias de abusos en la industria del cine. El festival acogió debates sobre los abusos en la industria e incluso fue la plataforma de lanzamiento de la iniciativa «Speak Up!» para que las afectadas en el cine europeo se animen a alzar su voz.

El palmarés anunciado ayer, con sus dos principales premios, el Oso de Oro y el Gran Premio del Jurado, para cineastas mujeres envió una fuerte señal a la industria en ese sentido. El director del festival, Dieter Kosslick, confesó durante la gala estar satisfecho con haber mostrado durante poco más de una semana «películas de mujeres grandiosas y sobre mujeres grandiosas».

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