La cineasta argentina Alessia Chiesa acerca su peculiar mirada de la infancia a través de «El día que resistía», que compite a mejor ópera prima en el Festival Internacional de Cine de Berlín.
La cineasta argentina Alessia Chiesa acerca su peculiar mirada de la infancia a través de «El día que resistía«, que compite a mejor ópera prima en el Festival Internacional de Cine de Berlín.
¿Qué sucede cuando tres niños se quedan solos durante días en una casa de campo aislada sin la presencia de ningún adulto? A lo largo de 98 minutos, Chiesa intenta dar respuesta a esta pregunta a través de Fan, Tino y Claa, de ocho, siete y cinco años respectivamente.
El espectador asiste a los juegos de los niños y a como la hermana mayor se ve atrapada entre la imaginación y estos juegos y la realidad y responsabilidad de tener que cuidar de sus hermanos pequeños en ausencia de un adulto. Progresivamente se crea un extraño mundo de silencios y juegos donde la ausencia de los padres sobrevuela la casa rodeada de un frondoso bosque.
Para la cineasta, el hecho de dejar abierta la incógnita de qué es lo que le ha sucedido a los padres es lo «lindo de la historia», relata en entrevista con dpa.
«Hablemos de los niños, centrémonos en la infancia», afirma. «Dónde están los padres no importa, porque no son ellos el foco. No es eso lo importante. Lo importante es ver qué pasa cuando los padres no están».
«Es una propuesta un poco simbólica, porque eso no pasa. Siempre hay un adulto que se va a hacer cargo de un niño, porque ése es el funcionamiento de nuestra sociedad. Era como ver cómo se arma eso cuando metafóricamente esa entidad superior no está», explica.
El largometraje surgió de sus recuerdos de la infancia. «Siempre escribo mucho sobre eso y a partir de cosas que ya había escrito me empecé a plantear la idea de una película con niños».
Sin embargo, a pesar de estar basada en sus recuerdos, Chiesa deja claro que no es una cinta autobiográfica. «Yo sé, al igual que seguramente mis hermanos, qué parte de eso nos representa en el recuerdo y qué parte de eso es una invención», indica sin querer revelar más.
«Habla de un momento de mi vida vivido con ellos, en un lugar. Son elementos muy precisos. Sin embargo, la historia para mí es un poco más enterrada, más subterránea. No es una historia de miren qué es lo que pasó», comenta.
Para Chiesa, la motivación que le llevó a hacer la película no era para hablar de ella, sino que quería hacer una película de adultos con una mirada hacia la infancia.
Para llevarla a cabo lo más importante fue encontrar a los tres protagonistas, Lara Rógora (Fan), Mateo Baldasso (Tino) y Mila Marchisio (Claa). «Todo era un gran desafío. No quería contar con niños actores, porque no quería que interpretaran la historia», indica sobre una búsqueda para la que organizaron talleres de juegos para ver cómo se relacionaban los niños.
El film se proyecta en la sección Generation de la Berlinale, un apartado dedicado a historias de adultos vistas a través de los ojos de los niños. En esta misma sección se estrenó mundialmente el domingo la otra representante argentina, «Mochila de plomo» de Darío Mascambroni.
El cineasta argentino, premiado en el Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici) por «Primero enero», ahonda en esta ocasión el drama que afronta Tomás, un niño de 12 años, por el peso de la duda de no saber exactamente por qué murió su padre y el peso de sentir la necesidad de vengar su muerte cuando su asesino sale de la cárcel.
Tomás, al que da vida Facundo Underwood, lleva una infancia marcada por una madre prácticamente ausente y su padre fallecido. Su amigo Pichín es el que le sugiere que acabe con la vida de la persona que mató a su padre para lo que le da una pistola.
