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Cada vez es más habitual que galerías y museos descubran talentos de avanzada edad

Mundo del arte redescubre a la cubana Carmen Herrera a sus 102 años

Vista aérea de Düsseldorf

En el mundo del arte es cada vez más habitual que galerías y museos descubran talentos de avanzada edad que cosechan sus primeros éxitos internacionales décadas después de jubilarse.

¿Se puede empezar a despuntar con 100 años? ¿Se puede hacer carrera siendo centenario? En el mundo del arte es cada vez más habitual que galerías y museos descubran talentos de avanzada edad que cosechan sus primeros éxitos internacionales décadas después de jubilarse.

La artista cubano-estadounidense Carmen Herrera, a sus 102, constituye un claro ejemplo. Esta pintora, considerada una pionera del expresionismo abstracto en Estados Unidos, aterriza a partir del sábado en Düsseldorf (Alemania) con una exposición que ya encandiló a propios y extraños en el Museo Whitney de Nueva York.

Herrera es seguramente la artista más longeva que permanece en activo, pero no es la única. En la documenta de Kassel y en la Biennale de Venecia, los críticos también se rindieron a los pies de la rumana Geta Bratescu, de 91 años.

A sus 78 años, el artista conceptual alemán Franz Erhard Walther figura en el mundillo como uno de los más jóvenes, casi como una promesa. En la Biennale veneciana su «trabajo radical» le hizo merecedor del León de Oro al mejor artista.

La lista no termina ahí. En la actualidad, en la ciudad de Siegen, en el centro-oeste de Alemania, se expone una retrospectiva con más de 200 obras de la artista Takako Saito, de 88 años.

Los ancianos definen de forma decisiva el discurso del arte actual. Con Herrera y Bratescu se transmite además el mensaje de que, como mujeres, fueron durante décadas ignoradas tanto por la historia del arte como por el mercado.

Herrera vendió su primer cuadro cuando contaba con 89 años. Sus composiciones geométrico-abstractas en colores llamativos no eran menos vanguardistas que las que pintaban otros colegas hombres como Josef Albers o Piet Mondrian, con quienes ya participó en exposiciones colectivas tras la Segunda Guerra Mundial.

«Museos e instituciones están tratando de dar una nueva mirada de la historia del arte», asegura Katia Baudin, directora del Museo de Arte Krefeld, que en el pasado ya comisarió muestras de Herrera.

En los últimos años la perspectiva femenina ha centrado buena parte de las atenciones. «Se quiere mostrar que las obras hechas por mujeres tenían la misma calidad y estaban en las mismas redes que las de los hombres», agrega Baudin.

Pero, ¿por qué tienen actualmente tanto éxito los artistas de edad avanzada? «Quien es artista no desempeña un trabajo de nueve de la mañana a cinco de la tarde en el que se puede retirar a los 65 años. Quien es artista lo es de por vida», explica.

Walther, que este año se alzó con el preciado León de Oro en Venecia, nunca antes había sido invitado al prestigioso certamen. «El es un artista de verdad, cuya obra es indiscutible», declara la catedrática de Historia del Arte Ulli Seegers, quien recuerda que para muchos artistas jóvenes Walther constituye un modelo a seguir.

La calidad y la obra de los «bisabuelos artistas» también llama la atención del jurado de premios prestigiosos como el británico Turner, donde recientemente nominaron a artistas que, de largo, superaban los 50 años.

Juerg Judin, galerista berlinés, entiende que detrás de esta tendencia de artistas ancianos se esconde también el mero interés comercial. «El empuje que hay detrás del redescubrimiento de un artista es el del mercado del arte, no el de un museo», opina.

En su opinión, Carmen Herrera fue relanzada de forma «deliberada» hace algunos años. «En el mundo del arte, la mayor parte de los redescubrimientos espectaculares que se dieron en los últimos años llevan la firma del mercado. Los galeristas se han dado cuenta de que ‘reeditar’ a un artista es más fácil y menos arriesgado que lanzar un artista joven», sostiene Judin.

Los artistas veteranos parten con la ventaja de que ya tienen un valor y un pequeño lugar en la historia del arte. «Se trata solo de darles un poco de brillo», precisa el berlinés.

Geta Bratescu no fue tomada en serio en el ámbito internacional hasta que cumplió 90 años. La anciana apenas sale de su casa de Bucarest, donde desde hace más de medio siglo produce una ingente cantidad de arte.

También otros artistas germanos como Günther Uecker, de 87 años, o Heinz Mack, de 86, trabajan a diario en sus talleres. Preguntado por cuál es el secreto para seguir siendo creativo en la tercera edad, el gerontólogo Andreas Kruse aporta una explicación científica.

«Los mayores tiene hoy, de media, una mejor educación, buena salud, una gran independencia y tienen a su alcance un gran número de medicinas. Todos estos son motivos importantes para que la creatividad se pueda seguir desarrollando», concluye.

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