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Sus bonos en dólares registran la mayor caída desde que comenzaron a cotizarse

La incertidumbre sobre el resultado electoral afecta a la deuda hondureña

Dólares

La ausencia de resultados oficiales en las elecciones presidenciales que tuvieron lugar el domingo en Honduras ha provacado que sus bonos en dólares con vencimiento en 2027 hayan registrado la mayor caída desde que comenzaron a cotizarse en enero.

La ausencia de resultados oficiales en las elecciones presidenciales que tuvieron lugar el domingo en Honduras, ha comenzado a afectar a la deuda soberana del país centroamericano y, según datos que recoge Bloomberg, sus bonos en dólares con vencimiento en 2027 han registrado la mayor caída desde que comenzaron a cotizarse en enero. 

En concreto, su cotización ha caído 1,5 centavos lo que ha elevado su rendimiento en 20 puntos base hasta una tasa de interés del 5,35%. Una pueba de que la evaluación de riesgo que existe sobre un país que mantiene 1.700 millones de dólares en circulación en bonos se está resistiendo del potencial riesgo de que se produzca una escalada de tensión social después de que dos candidatos, Salvador Nasralla y Juan Orlando Hernández, se hayan autoproclamado presidentes electos.

Y que además ambos hayan llamado a sus bases a movilizarse en las calles para defender el resultado que reclaman. Todo ello en un contexto en el que el, tras varios vaivenes y la lentitud de un recuento que ya había despertado recelos en la oposición, el Tribunal Supremo Electoral sembrase aún un mayor desconcierto al anunciar que no daría los resultados hasta mañana jueves.

Así, el último recuento hecho público por la autoridad electoral, con el 72,91% de las mesas procesadas, daba al opositor Nasralla como eventual vencedor con un 42,96% de los votos frente al 41,49% del presidente Hernández, quien también se declaraba ganador. Una distancia, no obstante, significativamente menor que la del primer recuento.

No en vano, tras el primer informe oficial que ofrecía los resultados del 57% de las mesas escrutadas, Nasralla aventaba a Hernández por cinco puntos porcentuales. Incluso un magistrado del TSE aseguró tras ese recuento incial que la ventaja del candidato opositor era irreversible y, un poco más tarde, aún durante el lunes, el presidente del Tribunal había afirmado: «el ganador ya está».

De ahí, gran parte de las sospechas cuando, el martes, tras muchas horas con los resultados congelados, se actualizaba la web del TSE y la ventaja comenzaba a reducirse; pese a que también es cierto que los votos que se escrutaron primero correspondían a las zonas urbanas, donde las encuestas favorecían a Nasralla, y después entraron los votos de las zonas rurales, supuestamente más favorables a Hernández.

Pero también influye que el presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, del Partido Nacional, asumiese el poder en 2014 después de que en 2009 el expresidente Zelaya fuese sustituído por Roberto Micheletti, entonces presidente del parlamento hondureño, tras un cambio institucional que para muchos fue un golpe de Estado que se fundamentaba en la supuesta oposición a la posibilidad de que los presidentes pudiesen acumular mandatos.

Sin embargo, en un nuevo giro, el propio Orlando cambiaría posteriormente el ordenamiento constitucional para permitir su reeleción. Y, el ahora candidato, Nasralla cuenta precisamente con el respaldo del depuesto ex presidente Manuel Zelaya, izquierdista y considerado cercano a Chávez. 

Aunque la oposición del ‘oficialismo’ a reconocer una eventual victoria de Nasralla no tendría tanto que ver con motivos ideológicos ya que éste se defina como «ni de derecha ni de izquierda». E incluso en una entrevista con el diario chileno La Tercera, el candidato opositor haya llegado a afirmar que si bien no amira a Pinochet, «estando yo en Chile, pude experimentar un notable cambio de un país empobrecido donde hacíamos cola para todo, y a partir de las medidas económicas que toma se convierte en una potencia latinoamericana».

Además, el domingo los hondureños eligieron también un nuevo Congreso donde el gobernante Partido Nacional obtuvo el 45,31% de los votos, 20 puntos más que la segunda fuerza, lo que le dará el dominio del Congreso. Algo que Nasralia ya reconoció al declarar a Reuters que «ellos van a tener control del Congreso, y tenemos que negociar».

Por ello, la incertidumbre de los mercados no cabe buscarla en que teman un súbito giro ‘izquierdista’ en las políticas macroeconómicas del país centroamericano; sino en el riesgo asociado a que se extienda la percepción de que ha existido un eventual fraude por parte del oficialismo para perpetuarse en el poder y a que se desate así un periodo de turbulencias.

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