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"La acusaron de ser amante del Che, de seguirlo por estar enamorada. Pero todo eso son calumnias, Tamara Bunke era una mujer a la que le movían las ideas".

Tamara Bunke, la única mujer en la guerrilla del Che Guevara

Tamara Bunke

Un pelotón de soldados bolivianos esperaba escondido entre la maleza a que el grupo guerrillero cruzase en fila el río. Cuando el agua le llegó a los milicianos a la mitad del cuerpo, el capitán Mario Vargas Salinas ordenó disparar. Un pelotón de soldados bolivianos esperaba escondido entre la maleza a que el grupo guerrillero cruzase en fila el río. Cuando el agua le llegó a los milicianos a la mitad del cuerpo, el capitán Mario Vargas Salinas ordenó disparar.

En la emboscada murieron ocho guerrilleros, entre ellos Tamara Bunke, la única mujer que formó parte de la guerrilla del argentino Ernesto «Che» Guevara en Bolivia hace 50 años.

«La acusaron de ser amante del Che, de seguirlo por estar enamorada. Pero todo eso son calumnias, Tamara Bunke era una mujer a la que le movían las ideas», aseguró a dpa Froilán González, el historiador cubano que ha dirigido una serie documental de 10 capítulos titulada «Historia de Ita», que narra su vida.

Bunke nació el 19 de noviembre de 1937 en Buenos Aires. Hija de un alemán y una polaca que huyeron de los nazis hasta el Cono Sur, en 1952 regresó con sus padres a la República Democrática Alemana (RDA) e ingresó en la Juventud Libre de Alemania.

Su gran dominio de los idiomas (hablaba español, ruso, alemán, inglés y francés) hizo que Bunke trabajase de traductora de las delegaciones internacionales de los países socialistas que pasaban por Berlín.

Así se hizo amiga de la bailarina cubana Alicia Alonso y tradujo también al científico Antonio Núñez Jiménez y al comandante Ernesto «Che» Guevara, argentino como ella y con el que volverían a cruzarse.

En 1961 viajó a Cuba invitada por el Ballet Nacional de Cuba, dirigido por Alonso. Una vez establecida en La Habana, al principio trabajó en instituciones como el Ministerio de Educación, pero pronto recibió entrenamiento para cumplir la misión de crear la infraestructura para un grupo guerrillero en Bolivia.

Hizo su entrenamiento operativo en la oriental ciudad cubana de Cienfuegos y eligió allí Tania como su «nombre de guerra» en honor a una partisana soviética muerta durante la Segunda Guerra Mundial.

Su férrea disciplina solo se rompió cuando se enamoró de «Ulises Estrada», el oficial que la preparó.

«Enamorarse la humaniza, pero violaron las rígidas normas de trabajo a las que estaban obligados», dijo a dpa el historiador González.

En 1964 ya estaba preparada y fue enviada a Praga, donde comenzaría un peregrinaje por varios países y con varias identidades falsas como Haydee González, Laura Gutiérrez, Marta Iriarte y Vittoria Pancini.

«En determinados momentos se sentía muy sola, en otros se metió en las personalidades de tal manera que se las creía, era como una artista que entra en una obra», señaló González, quien destacó que Bunke era una activista convencida y no una «Mata Hari».

Finalmente llegó a la capital boliviana, donde tenía la orden de no mezclarse con la izquierda ni con los comunistas. Bunke era en ese entonces Laura Gutiérrez Bauer, una mujer aparentemente conservadora que se encontraba en Bolivia bajo la apariencia de una etnóloga dedicada al estudio del folklore, que registraba música autóctona para un trabajo de investigación.

Una vez más demostró sus dotes sociales y se mezcló con la alta sociedad boliviana dando clases particulares de alemán a niños de familias acomodadas. Bunke logró relacionarse con Alfredo Ovando, ministro de Defensa, y hasta con el presidente boliviano, René Barrientos.

Mientras esperaba a recibir órdenes de La Habana su misión era recopilar información que fuese útil al espionaje cubano, pero sin tener un papel activo en la guerrilla.

«Ella no estaba plenamente a gusto con ese trabajo, ella quería la acción directa», reconoció González.

A pesar de que su misión estaba lejos de la sierra, hizo varios viajes a la base guerrillera. El tercero fue el final: dos milicianos desertaron y el Ejército boliviano descubrió quién era realmente Tamara Bunke. Su gesto no tenía marcha atrás, había quemado todas las naves.

«Todo parece indicar que Tania está individualizada, con lo que se pierden dos años de trabajo bueno y paciente», escribió el Che en su diario de campaña, publicado posteriormente.

El 31 de agosto de 1967, Tamara Bunke entró en el río y tras la descarga de las metralletas, la corriente del agua arrastró su cuerpo durante varios kilómetros. Los soldados no encontraron su cadáver hasta siete días después. Nunca más se supo de su paradero.

Más de un año después de que se encontrasen los restos del Che Guevara, los expertos cubanos encontraron en septiembre de 1998 los huesos de «Tania la guerrillera». Había sido enterrada bajo un árbol, dentro de un ataúd. Fue el único guerrillero al que le dieron cristiana sepultura.

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