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Amor en la Isla

Algo tienen las guitarras, los bajos y las baterías que, a pesar del avance imparable de la tecnología, se resisten a desaparecer. Quizá porque hay pocas cosas tan estimulantes para los músicos como subir los volúmenes y cabalgar. Cómo hace la banda argentina Amor en la Isla. Algo tienen las guitarras, los bajos y las baterías que, a pesar del avance imparable de la tecnología, se resisten a desaparecer. Quizá porque hay pocas cosas tan estimulantes para los músicos como subirse los volúmenes y cabalgar sobre el ritmo potente de una buena canción. Cómo hacen y con mucha soltura, por ejemplo, los componentes de Amor en la Isla.

Y como la religión ‘garajera’ hace tiempo que se extendió por todo el universo conocido, no hay nada raro en que este estimulante trío nos llegue con matrícula de Argentina. Un país, donde la larga y provechosa influencia de los grandes artistas del viejo rock nacional, desde ‘Charly García a Pappo, Moris o Spinetta ha dado mucho de sí.

Ha permitido, sin ir más lejos, el desarrollo de proyectos tan aparentemente opuestos, como el tecno-pop fresquito de Miranda o, casi en las antipodas, la música de estos Amor en la Isla de los que hablamos hoy. Unos nuevos adictos a los zarpazos emocionales de corta duración de estilo de aquellos que hicieron grandes a The Ramones.

Ya saben ‘raca-raca’, distorsión, bombos acelerados y pegajosas melodías pop para darle sentido al conjunto. Con algún amago de ‘balada’ o ‘medio tiempo’ por aquello de la variedad. Una fórmula infalible, pero que sólo resulta verdaderamente si, como es el caso, los ingredientes se presentan en su punto de cocción y sin excesos de azúcar.

Y así es como han cocinado su propuesta sonora, la guitarrista y cantante Sol Marianela‘, y sus cómplices Nacho Flores al bajo y Lucas Mariño‘ a la batería, que han dado a conocer en su primer disco largo titulado ´Playa Crocante’.

Un álbum que acaban de publicar simultáneamente en Argentina, México y EEUU, los primeros mercados que Amor en la Isla parece haber puesto en su punto de mira. Pero que, probablemente, no serán los únicos, porque la banda cuenta también con los dos elementos básicos que marcan la diferencia: energía y buenas canciones.

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